La siguiente escena quizás es muy conocida por quienes hayan asistido a Playa Miramar, en la zona conurbada de Tampico. Rodeados de sol, arena y mar, después de comer, decenas de niñas y niños intentan regresar al agua, solo para escuchar el grito de sus familiares: ¡No, espérate un rato, te puede hacer daño! ¿Qué tanta verdad hay en esta frase?
Muchos visitantes acostumbran llegar temprano a uno de los principales atractivos de ciudad Madero “para agarrar buenos lugares”. Arriban provistos de hieleras y bolsas repletas de comida, desde tortas de huevo con chorizo, hasta ensalada de pollo o atún, con chiles en vinagre y galletas saladas. Por supuesto, no puede faltar el refresco y las papas fritas.
¿Es malo meterse al agua después de comer?
El Diccionario de la Real Academia Nacional de Medicina de España (Ranm) explica que un “corte de digestión” también llamado “hidrocución” es una sensación de ardor que surge en la parte superior del abdomen, acompañada de náuseas, vómitos, mareos y, en varios casos, también conlleva pérdida de conciencia.
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La hidrocución puede aparecer de manera instantánea y sin previo aviso, debido a diversas razones. Puede ser por realizar actividad física de alto impacto o por un cambio brusco en la temperatura corporal sobre todo después de comer.
La dependencia explica que la inmersión en agua fría puede ser un desencadenante de hidrocución.
Al parecer es cuestión de forma y no de tiempo
Sin embargo, un corte de digestión en teoría aparece cuando el cambio de temperatura corporal es demasiado brusco. Por tanto, medios como BBC y Ser Padres indican que siempre y cuando la inmersión en el agua sea paulatina y sosegada, el riesgo de padecer un cuadro de hidrocución se reduce de manera significativa.
El portal “Ser padres” indica que para evitar complicaciones digestivas es preciso primero mojar los pies, después las piernas, el estómago, los brazos y, por último, el rostro.
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A pesar de que técnicamente ingresar al mar después de comer no supone un riesgo para la salud, siempre y cuando la inmersión sea paulatina, lo más probable es que muchas mamás y papás que lean esta aseveración en Playa Miramar, en el sur de Tamaulipas, digan a sus hijos e hijas: “Mira, mejor espérate un rato, no vaya a ser la de malas”.