Es común que al tomar las manos de una persona de la tercera edad se sientan frías e incluso que estas se tengan que cubrir cuando lo más jóvenes no están utilizando un suéter, pues esto tiene una explicación científica, además de que incluso no es una característica de este grupo de edad, sino que conforme avanza la edad del organismo la temperatura tiene a bajar.
Y es que la diferencia máxima puede ser de alrededor de 1ºC entre adultos y adolescentes, por lo que suele ser complicado detectar un estado febril entre mayor sea la edad, dificultando a su vez el diagnostico tanto de enfermedades comunes como de males más graves, caso contrario en los niños, en quienes ese es considerado como uno de los síntomas principales.
¿Por qué disminuye la temperatura de los adultos mayores?
De acuerdo con los especialistas, cada década de nuestra vida se registra una disminución de 0.15ºC en nuestra temperatura, esto fue comprobado luego de una investigación realizada en 2010 por la Santa Casa de São Paulo en la que analizaron cientos de registros médicos debido a tres razones en específico, la primera relacionada con los cambios del envejecimiento.
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Esto se debe a que metabolismo se ralentiza, disminuye la masa muscular, los vasos sanguíneos se vuelven más estrechos y el sistema nervioso pierde parte de su capacidad para retener el calor, pues el hipotálamo puede comenzar a fallar; a esto se suma la llegada de enfermedades que afectan la regulación de temperatura como la diabetes, los trastornos neurológicos, la desnutrición y la sarcopenia.
También se contempla el uso de algunos medicamentos y la inmovilidad, en tanto que el tercer aspecto es la propia dificultad para medir la temperatura, lo que a su vez puede traer resultados subestimados, pues las áreas del cuerpo donde se coloca el termómetro cambian con el paso del tiempo además de factores como el exceso de sudor, los pliegues de la piel y la grasa.
¿Cómo se detectan las enfermedades en la tercera edad?
Los síntomas que suelen ser utilizados para detectar enfermedades en las personas de la tercera edad so regularmente la postración, la dificultad con el equilibrio, la confusión mental y las caídas frecuentes, por lo que los especialistas también recomiendan la toma frecuente de temperatura con la finalidad de llevar un control y poder detectar una variación en esta.
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Y es que no tener un registro viable de esta condición puede incluso representar una amenaza para la salud, pues pese a tener una enfermedad grave el diagnóstico puede considerar algo más leve, sin la posibilidad de un tratamiento menos invasivo y más efectivo, principalmente en enfermedades respiratorias y urinarias, las cuales predominan en este grupo etario.
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Finalmente, una recomendación pese a no estar enfermo es el registro continuo de la temperatura de los adultos mayores sin necesidad de hacerlo diariamente, sino cada 15 días e incluso una vez al mes, siempre en el mismo lugar del cuerpo y con el mismo dispositivo, para tener un promedio de estabilidad de la temperatura, además de determinar cuando el cuerpo se encuentra más caliente de lo normal
Originalmente publicada en EL SOL DE PUEBLA
