Algunas personas lo conocen como “ataque de ansiedad”, otras como “ataque de pánico”, algunas más como “crisis de angustia”. Todos los nombres remiten a lo mismo: miedo y preocupación excesiva que impide, a quien lo padece, ejecutar distintas actividades o desenvolverse en ciertas situaciones. Los psicólogos explican seis técnicas para lidiar con este problema.
El presente texto es una recopilación de información de diversas instituciones de salud como Centro Médico ABC y el Manual MSD, con el objetivo de ofrecer una visión panorámica de los episodios de ansiedad y proporcionar herramientas para disminuir la intensidad. No obstante, de ninguna manera sustituye el consejo de un profesional en la materia.
¿Qué es un ataque de ansiedad y cuáles son sus características?
El Doctor John W. Barnhill define un ataque de pánico para el Manual MSD como “la aparición brusca de un período definido y breve de malestar o miedo intenso acompañado de algunos síntomas somáticos y/o cognitivos”.
Acorde a la misma autoridad, para considerarse una crisis de angustia el episodio debe presentar al menos cuatro de los siguientes síntomas:
- -Miedo a morir
- -Miedo a perder la cordura o el control
- -Sensación de irrealidad, de sentirse diferente (desrealización) o desconectado del entorno (despersonalización)
- -Dolor o molestias en el área torácica
- -Mareos, sensación de inestabilidad o de desmayo
- -Sensación de ahogo
- -Sofocos o escalofríos
- -Náuseas o malestar abdominal
- -Entumecimiento o parestesias
- -Palpitaciones o aceleración de la frecuencia cardíaca
- -Sensación de disnea o ahogo
- -Sudoración
- -Presencia de temblores o agitación
¿Cómo lidiar con una crisis de ansiedad?
El Centro Neurológico del Centro Médico ABC recomienda realizar los siguientes ejercicios ante la sospecha de sufrir de un ataque de pánico. Estos mecanismos también pueden ser de utilidad para auxiliar a otras personas que se encuentren atravesando una crisis similar.
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Primero, es vital enfocarse en el presente. Para ello, es necesario prestar atención al entorno o salir a caminar.
Segundo, practicar la respiración profunda. Inhalar por la nariz durante cuatro segundos, contener la respiración por el mismo periódico y exhalar entre cuatro a siete segundos.
Tercero, realizar ejercicios de relajación corporal. Por ejemplo, comenzar a realizar masajes por todo el cuerpo.
Cuarto, llevar a cabo ejercicios de visualización. Este mecanismo consiste en pensar un momento o un lugar donde se fue feliz y traerlo a la mente mediante todos los sentidos: recordar los olores, los sabores, los sonidos, etc.
Quinto, detener los pensamientos disruptivos. Cuando ideas catastróficas invadan la mente, es crucial interrogarse cuáles son las probabilidades de que ocurran y qué evidencia sustenta tal creencia.
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Sexto, ejecutar tareas pendientes. Las cuales pueden ser: contestar correos electrónicos atrasados, limpiar la habitación o cualquier actividad que haya quedado rezagada. Esto da una sensación de control y orden.
El problema puede escalar a trastorno
El Manual MSD apunta que un ataque de ansiedad es diferente a un trastorno de angustia. Este último se delimita como “la aparición de crisis de angustia repetidas que se acompañan habitualmente de miedos ante futuros ataques o de cambios de conducta para evitar situaciones que podrían predisponer a las crisis”.
Diagnosticar un trastorno de angustia o pánico es una tarea propia de los profesionales de la salud, quienes en cada caso van a determinar cuál es el mejor tratamiento dependiendo de la evaluación efectuada.
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Acorde a las instituciones médicas mencionadas, cualquier persona puede sufrir, en algún momento de su vida, un ataque de ansiedad.
Ejecutar alguna de las técnicas enlistadas puede ayudar a lidiar con los síntomas de una crisis de angustia. Los psicólogos indican que a veces actos tan sencillos como respirar, caminar, prestar atención al entorno y cuestionar por qué se tiene miedo, pueden ser la solución ante un ataque de pánico.