Muchas personas sufren una insuficiencia renal crónica, pero ignoran su condición porque no se han sometido a los análisis apropiados, de sangre y de orina. Sorprendentemente, alguien puede tener una aparente buena salud con riñones que están funcionando con apenas el 10 por ciento de su capacidad normal.
Los que sufren de una enfermedad renal crónica deben controlarse regularmente con su médico tratante o con un nefrólogo especializado. De no hacerlo, se exponen a un retraso en su tratamiento hasta llegar a un estado tan avanzado de la enfermedad que obligue a medidas extremas, como diálisis o trasplante de riñón.
¿Qué exámenes deben realizarse?
Antes que nada, el médico tiene que controlar algunos parámetros generales del organismo, para descartar la existencia de diabetes, hipertensión arterial u otras alteraciones que pueden haber originado el deterioro de los riñones.
El control médico del funcionamiento de los riñones se hace principalmente mediante análisis de sangre y de orina, exámenes que pueden realizarse a un plazo de semanas o meses, un tiempo que dependerá de la gravedad y el estado de la afección.
¿Hay que seguir una dieta?
Las pautas alimenticias son más o menos estrictas, según la severidad de la enfermedad renal. Básicamente, hay que limitar la ingesta de sal, beber bastante agua (2 litros diarios) y reducir el aporte de proteínas (carnes). También se recomienda bajar el consumo de fósforo (quesos, huevos) cuando la enfermedad evoluciona. En una etapa más avanzada (cercana a la diálisis), debe reducirse el consumo de potasio (chocolate). Para mayor seguridad, conviene seguir las indicaciones de un dietista.
¿Qué otros cuidados tener?
Hay que tener cuidado con la automedicación. Muchos medicamentos pueden ser tóxicos para los riñones, empezando por los antiinflamatorios no esteroideos, como la aspirina. A medida que se deteriora el funcionamiento del sistema renal, existe el riesgo de que se acumulen medicamentos en el organismo, porque no son bien eliminados por los riñones.
Si por alguna razón son necesarios algunos fármacos, el médico recetará la dosis adecuada para el grado de severidad de la insuficiencia renal. Siempre hay que consultar a un profesional de la salud y evitar la automedicación. También hay que tener cuidado con la fitoterapia. Algunas plantas pueden tener efectos nefastos para los riñones. Una hierba (Aristolochia fangchi) que se encuentra en algunos adelgazantes provocó varios casos de insuficiencia renal grave en Bélgica, durante la década de 1990.