Año con año, a nuestro país llega polvo proveniente del desierto del Sahara. La extensión de esta masa de aire se calcula en cerca de cinco mil kilómetros. A pesar de ser un fenómeno meteorológico conocido y estudiado por los expertos, existen múltiples alegatos sobre sus consecuencias adversas para el medio ambiente y la salud, ¿es verdad o son rumores?
Durante el día el polvo del Sahara cobra una apariencia grisácea y por la tarde provoca una tonalidad rojiza en el cielo. Además, cumple una importante función en las condiciones atmosféricas del país, ¿quieres saber cuál es?
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¿Qué es el polvo del Sahara?
Acorde al Centro Nacional de Prevenciones del Desastre (Cenapred), el polvo del Sahara es un fenómeno meteorológico de la región árida de África del Norte. Es una masa de aire seco combinada con polvo mineral, la cual cuenta con la capacidad de disminuir la nubosidad en el ambiente. Su presencia es habitual en el hemisferio norte durante la temporada de verano.
La amplia extensión de la masa de aire que viaja de África a América, cercana a los cinco mil kilómetros, es consecuencia del tamaño del Sahara, el desierto más grande del mundo, con poco más de nueve millones de kilómetros cuadrados. El polvo alcanza entre mil 500 a mil 600 metros de altura.
Las dos caras del polvo del Sahara
De acuerdo al País, en concentraciones óptimas, el polvo reporta múltiples beneficios a la atmósfera, aunque también es capaz de provocar eventos climáticos adversos.
Entre sus beneficios se cuentan:
- Disminución en la incidencia de ciclones tropicales
- Efecto fertilizante en el suelo (rico en fósforo)
- Bloquea la radiación solar
Entre sus consecuencias se enlistan:
- Aumento en la temperatura
- Afecta la calidad de aire
- Incremento en el nivel de alergias
Además, para las zonas costeras o ciudades porteñas, el polvo del Sáhara aumenta las posibilidades de sufrir irritación en la garganta y propicia la piel reseca.
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Para las personas que son especialmente sensibles al polvo, la Cenapred recomienda:
- Usar protectores respiratorios
- Lavar los ojos con abundante agua potable o hervida
- Emplear gafas protectoras
- Humedecer el suelo de casas, oficinas, escuelas, etc
De igual manera, para evitar que el polvo cubra la superficie de los pozos o estanques, lo mejor es optar por cubrirlos.
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El Centro Nacional de Prevenciones del Desastre (Cenapred) informa a la población que el polvo del Sahara no constituye una amenaza real de peligro. Ante las sospechas de que esta masa de aire seco tiene consecuencias adversas para el medio ambiente y la salud, citaremos la famosa canción de “El Venao”: “no hagas caso, esa jugada, son rumores, son rumores”.