Muy rara vez en la medicina se producen recomendaciones tan unánimes sobre el impacto saludable de la actividad física en innumerables enfermedades, pero hasta ahora había un área poco mencionada: el efecto positivo en los trastornos mentales.
Recientemente, la Sociedad Europea de Psiquiatría sepultó cualquier duda con la publicación de una pauta que enfatiza la influencia del deporte en dolencias psiquiátricas como la depresión y la esquizofrenia. El texto, apoyado en largos estudios científicos, es completamente asertivo.
“El documento sella el abordaje moderno en los cuidados de las enfermedades psiquiátricas. Los tratamientos ya no se pueden limitar sólo a los medicamentos”, señala el psiquiatra Wagner Gattaz, presidente del Instituto de Psiquiatría de la Universidad de Sao Paulo.
La acción más fascinante puede observarse en la esquizofrenia, uno de los problemas mentales más dramáticos y desconocidos de la psiquiatría. Los tratamientos convencionales son esenciales en el restablecimiento de la química cerebral y en el control de explosiones y delirios. Pero, mientras tanto, todavía se muestran muy poco eficaces para aliviar síntomas de la postración y de la declinación cognitiva.
La actividad física acelera la producción de dos neurotransmisores asociados al bienestar, laendorfina y la serotonina, Además, se liberan sustancias en la corriente sanguínea que ayudan a restaurar las neuronas y aumentan el volumen de hipocampo, la región del cerebro encargada del aprendizaje y la memoria.
En el caso de la depresión, además de estimular los compuestos químicos del bienestar y el placer, reducen la inflamación de las neuronas, un proceso característico de la enfermedad.
“Es asombroso comprobar que el ejercicio puede ser tan decisivo como la medicación con fármacos”, explica Brendon Stubbs, especialista del King’s College London y principal autor del trabajo. Al mismo tiempo, el documento refuerza la idea de que ningún tratamiento debe ser abandonado sin aval médico.