El 24 de abril de 1923, en Viena, Austria, un hombre llamado Sigmund Freud publicó “El yo y ello”, el material era una continuación de sus anteriores libros “La interpretación de los sueños” y “Más allá del principio del placer”. El nuevo libro forjaría las bases del psicoanálisis al abordar el consciente y el inconsciente. ¿Qué significan estos términos?.
De acuerdo a Freud la personalidad se compone de tres aspectos generales, a saber, el “ello", el “yo” y el “súper yo". El “ello" se rige por los impulsos y los deseos, en tanto que el “súper yo" está condicionado por valores, ideas y objetivos. El que media entre ambos aspectos es el “yo”. Cuando el “yo” no puede conciliar ambos aspectos, entonces, quizás aparezcan los conflictos emocionales.
¿Qué es el “ello” y el“súper yo”?
La siguiente información fue obtenida de los portales educativos del Gobierno de Canarias y de la organización “Gamma Psicólogos”.
Tanto el “ello”, como el “yo” y el “súper yo” son instancias psíquicas, las cuales se van formando conforme el ser humano desarrolla su personalidad.
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El “ello” está presente en la psique desde el momento del nacimiento y está orientado a la búsqueda del placer en su aspecto más primitivo. Está gobernado por impulsos, deseos y pulsiones sin pensar ni en las causas ni en las consecuencias de las acciones.
En cambio, el “súper yo” es la instancia psíquica que se forma a partir de los tres años de edad. En un principio el “súper yo” asimila los valores, hábitos, pensamientos y costumbres adquiridos por el entorno social.
Con el tiempo, conforme desarrolla una autoconciencia, el “súper yo” puede evaluar sus creencias y emociones imperantes, e incluso criticarlas, modificarlas o desecharlas.
“Descomponiendo la personalidad”: ¿qué es el “yo”?
En el artículo “Freud y el concepto de personalidad” de Paula Andrea Giraldo Caro para Neuro Class, la autora explica cómo se conforma la personalidad a partir de la teoría del considerado “padre del psicoanálisis”.
La tarea del “yo” es regular la conducta del “ello” y del “súper yo” a partir de un principio de autoconservación.
Es decir, el “yo” trata de encontrar un equilibrio entre la búsqueda inconsciente de placer y las demandas del “súper yo” por convertirse en la mejor versión de sí mismo. Cuando esto no sucede, puede dar pie a “sentimientos de culpa” o “sufrimiento emocional”.
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Ante la pregunta que se hace Felipe, personaje de la tira cómica Mafalda, sobre “¿Por qué justo a mí tenía que tocarme ser como yo?”, Sigmund Freud respondería: “por una combinación del ello y el súper yo”. Quizás una pregunta pertinente para un viernes por la tarde, al final de la semana laboral, sea: ¿qué rige mi personalidad, el “ello”, el “yo” o el “súper yo”?