Con la temporada de invierno muy próxima, los días se acortan, la temperatura desciende y la luz solar es cada vez más escasa. Para algunas personas, el comienzo del invierno implicará el experimentar cansancio, tristeza, pensamientos negativos y hasta falta de apetito.
Este fenómeno es conocido como “tristeza estacional” caracterizado por alterar nuestra salud física y psicológica conforme pase el invierno, el Trastorno Afectivo Estacional (TAE) es un tipo de depresión ligada a la temporada otoñal o invernal. Aunque es más común en mujeres jóvenes, esta enfermedad afecta al diez por ciento de la población, especialmente en aquellos que presentan un desequilibrio en la producción de serotonina, hormonas relacionadas con el estado del ánimo y la regulación del sueño.
¿Quiénes pueden tener este trastorno?
El TAE generalmente se desarrolla en una persona al principio de sus 20 años, pero puede ocurrir en niños grandes y adolescentes. El riesgo del trastorno disminuye a medida que crece, pero los investigadores no han determinado con precisión qué ocasiona este trastorno, pero existen algunas evidencias que indican una alteración en el “ritmo cardíaco” de un paciente y el ciclo natural del cuerpo para dormir y despertar.
La psicoterapeuta Érika Leal de la Mora dio a conocer que, a medida que los días se acortan durante la próxima temporada de invierno la cantidad de luz en el día es cada vez menor, lo que puede despistar el reloj natural del cuerpo, desencadenando la depresión, ya que la luz del día también juega un papel en la producción de melatonina y serotonina del cerebro.
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“Durante la estación de invierno, el cuerpo produce más melatonina (que estimula el suelo) y menos serotonina (que combate la depresión), por lo que los investigadores no saben por qué algunas personas son más susceptibles al TAE que otras.
Los médicos deben verificar los síntomas
En general, el Trastorno Afectivo Estacional es más reconocido en adultos, ya que muchos de los padecimientos de salud mental en niños surgen con el tiempo. El descubrir esta enfermedad en un niño no es fácil, ya que determinar el patrón de depresión lleva tiempo, por lo que un médico generalmente intentará primero determinar si un menor padece depresión o ansiedad, y después observará el patrón del tiempo.
“Para diagnosticar este trastorno, es necesario que los médicos realicen un examen médico para descartar posibles causas de los síntomas, administrar cuestionarios para determinar el estado de ánimo y también buscar un patrón estacional”.
Tratamientos efectivos para el TAE
Algunos tratamientos efectivos que pueden ayudar a estos pacientes son: abrir las persianas o cortinas de la casa, un poco de luz de sol puede ayudar al tratamiento de casos leves; también pasar tiempo al aire libre todos los días, incluso en días nublados; es muy recomendable hacer ejercicios regularmente y llevar una dieta saludable, una baja en carbohidratos simples y rica en verduras, frutas y granos enteros.
“Es muy importante usar un simulador del amanecer, el cual gradualmente enciende la luz de la habitación, engañando al cuerpo para que piense que es un amanecer temprano, pero si estos tratamientos no funcionan, los medicamentos antidepresivos recetados pueden ayudar a regular la serotonina y otros neurotransmisores que afectan el ánimo''.
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''Sin embargo, los antidepresivos vienen con una advertencia en el empaque sobre el riesgo de pensamientos o comportamientos suicidas. Los padres de niños que toman antidepresivos deben mantenerse atentos de posibles síntomas de agitación, ansiedad o insomnio y continuar las consultas con el médico regularmente.''
Durante LA estación de invierno las personas cambian sus rutinas
La especialista en la materia comentó que “el TAE es una enfermedad de salud mental que requiere de atención, ya que no es que a la persona le falte fuerza de voluntad, sino que hay un problema que necesita ser tratado. En ese sentido, indica que la psicoterapia, acompañada de la farmacoterapia, podría ser una buena estrategia de intervención, aunque también existen otros elementos de apoyo, el exponerse más a la luz solar, en los horarios de la mañana, hacer actividades físicas al exterior, poner ojo en los patrones de sueño y alimentarse de manera saludable”.
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De igual forma dijo que este padecimiento va y viene con las estaciones, y por lo general comienza a finales de otoño y principios de invierno para desaparecer durante la primavera y el verano.
En la temporada de invierno las personas se ven afectadas en su rutina diaria, reduciendo la actividad física y social, además de que el frío y la niebla provocan que la gente se quede en su casa, reduciendo el contacto social, mientras que la depresión y el estrés de las próximas festividades invernales pueden generar problemas en el comportamiento de la población.