Un vaso de Coca Cola bien fría (o en general, de tu refresco favorito) pueden hacer maravillas: levantan el ánimo, suben la presión, despejan los sentidos y brindan una sensación de frescura.
Sin embargo, acorde a diversos estudios, sus componentes pueden generar adicción y efectos corrosivos en el organismo. Su consumo diario incrementa la probabilidad de padecer diabetes, anemia y obesidad, entre otros padecimientos.
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¿Cuáles son las consecuencias de la ingesta excesiva de bebidas azucaradas?
De acuerdo a la Gaceta UNAM, el consumo de refrescos es habitual en todos los hogares del país, donde incluso los menores de edad acostumbran a desayunar con este tipo de bebidas. Sus declaraciones no son fortuitas, están respaldadas por la Revista Médica Social, la cual señala en su estudio del 2019, “Dulce exterminio”, que México es el mayor consumidor de Coca Cola a nivel global. La cifra se estima en 150 litros anuales per cápita.
El principal ingrediente de los refrescos es el azúcar. Uno de los alimentos más populares en la actualidad, pero cuya fórmula química puede llegar a ser adictiva.
En declaraciones de la Universidad Veracruzana, el azúcar es una droga de fácil acceso para la población a nivel general. Su ingesta provoca una sensación agradable al principio, pero su uso desmedido desemboca en el deterioro a la salud física, cognitiva y emocional de los consumidores.
Por su parte, la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, explica que el empleo de azúcar por parte de los humanos se remonta hasta el año 600 e.c. El cerebro precisa de glucosa, un tipo de azúcar, para obtener la energía necesaria para cumplir sus funciones. A mayor dosis del compuesto, mayor sensación de vigor y fortaleza. Los efectos, en apariencia beneficios para el organismo, tienden a generar dependencia en los usuarios.
Las tres casas de estudio convergen en señalar las siguientes consecuencias médicas derivadas de la ingesta inmoderada de bebidas altamente azucaradas:
- Riesgo de desarrollar obesidad mórbida, resistencia a la insulina, diabetes tipo 2, derrames cerebrales y síndrome metabólico
- Presencia de niveles elevados de colesterol, enfermedades arteriales y óseas
- Problemas dentales, como pérdida de esmalte y mayor probabilidad de sufrir caries
- Deterioro cognitivo, cuadros depresivos y disminución de la plasticidad cerebral
¿Cuándo se habla de una adicción?
La Real Academia Española (RAE) establece el significado de la palabra “adicción”, como “la dependencia de sustancias o actividades nocivas para la salud o el equilibrio psíquico” y “afición extrema a alguien o algo”.
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La UAEH constituye la definición de “adicción al azúcar” bajo los siguientes parámetros: “consumo crónico, compulsivo e incontrolable, el cual genera cambios neuroadaptativos en el cerebro”.
Uniéndose a ellas, la Universidad de Barcelona estipula los síntomas de los trastornos adictivos, a saber, “necesidad imperiosa de uso, dificultad para controlar el consumo, tolerancia a la sustancia, síndrome de abstinencia, alteraciones a la conducta, intoxicación, cambios a nivel cerebral, cambio radical de prioridades y recaídas”.
¿Tengo una adicción al refresco?
El desarrollo de una adicción depende de la combinación de una serie de factores genéticos, biológicos y ambientales. Los primeros incluyen la predisposición o susceptibilidad genética, los segundos el estado físico y los terceros el estado anímico, aunado al contexto familiar y social de la persona. Esto con base en el boletín científico emitido por la UAEH.
Se puede hablar de dependencia cuando el usuario precisa tomar refresco de manera imperiosa y el consumo comienza a afectar su salud física, mental, emocional, económica y familiar.
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La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera la ingesta excesiva de azúcar como un problema radical de alcance global. Ha emitido una serie de medidas para reducir los riesgos a la salud. Su principal iniciativa es limitar la ingesta diaria de bebidas o refrescos azucarados a un máximo de 250 ml.
¿Cuántos litros de Coca Cola tomas al día, a la semana y al año?, ¿no lo sabes? Pero ¿cuál sería un cálculo aproximado?, ¿sientes que sin esta bebida no eres capaz de trabajar o pensar? o ¿requieres de su efecto burbujeante para mitigar tu persistente dolor de cabeza? Ahora que conoces los efectos adversos de su consumo en tu cuerpo, es momento de responder, ¿tienes una adicción al refresco o no?