Recientemente, un estudio realizado por la Universidad de Exeter, en Inglaterra, reveló que el vino es una bebida rica en polifenoles, un grupo de sustancias químicas con propiedades antioxidantes.
Las propiedades antioxidantes del vino favorecen la disminución del estrés, retrasan el proceso de envejecimiento y mejoran la salud. A diferencia de otras bebidas alcohólicas, el consumo habitual y moderado de vino, especialmente tinto, puede producir bastantes efectos benéficos para la salud.
Existen muchas variedades de uvas: blancas, negras, rojas, verdes y amarillas. Su jugo se utiliza para elaborar vinos que, en su mayoría, heredan las propiedades nutricionales que ofrece la fruta. Las uvas aportan azúcares, vitamina A y B6, minerales, calcio y magnesio.
Tan sólo el vino tinto contiene antioxidantes, la variedad de la uva, la cantidad de sol, el terreno donde crecieron los racimos, el proceso de elaboración y/o la concentración alcohólica son factores determinantes para que la botella de vino adquiera diferentes propiedades.
Las investigaciones revelaron que componentes del vino, como los flavonoides y el resveratrol, tienen la capacidad de prevenir la formación de colesterol malo; proteger los vasos sanguíneos y el colágeno de las paredes vasculares, por lo cual una copa de vino contribuye a la prevención de enfermedades cardíacas.
A través de una investigación, la Universidad de Harvard ha demostrado que el resveratrol es una sustancia contenida en el vino capaz de estimulas las sirtuinas, unas enzimas celulares que regulan el envejecimiento de todos los organismos vivos.
Dicha sustancia puede ayudar a retrasar el envejecimiento y prevenir enfermedades geriátricas como el alzheimer y la demencia senil.
Los efectos del vino, como en todo, dependerán de cómo se consuma. La mejor forma de tomar vino es acompañado de comida y moderadamente. Se recomienda tomar una copa al día y acompañarlo de una dieta balanceada y ejercicio, de tal manera serán mayores las posibilidades de que el vino tenga un efecto beneficioso en la salud.
Además, tomar vino a la hora de la comida provoca que, debido a sus cualidades astringentes, se limpie el paladar y el sabor se perciba con mayor intensidad.