/ domingo 21 de mayo de 2017

Rosy Durán, La abuelita cosplayer

A sus 62 años Rosy Durán es, además de madre, ama de casa yvoluntaria en una casa de adultos mayores, una apasionada delcosplay, mundo en el que es conocida como "la abuelita deldisfraz", gracias a su personificación de "La Princesa Leia", delfilme Star Wars.

Es cierto que el cosplay no sólo es un pasatiempo para miles depersonas que gustan de disfrazarse o transformarse en algúnpersonaje animado o de ficción; sin embargo, este "hobby" se haconvertido en una forma de vida, en el cual se puede ganar dinero,premios, viajes y fama.

Pero para la señora Rosy Durán, el cosplay le ha dado laoportunidad de mantenerse activa, ocupada, feliz y con un proyectode vida, la cual la convierte en una guerrera tanto de la vida realcomo del mundo de la fantasía.

"Ya han pasado 10 años de la primera vez que acudí con mishijos a una convención de anime, manga y cómic, y desde esaocasión no nos perdemos un solo evento y me siento orgullosa deque me digan "la abuelita cosplay"", comentó a Notimex.

La entrevista se realizó en su hogar, en la delegación GustavoA. Madero, de la capital mexicana, en donde comentó su pasión poreste movimiento que inició en Japón, que se ha extendido a todoel mundo, pero que además a ella le cambió la vida.

"Para mí el cosplay ha sido mágico, ha cambiado muchas cosasen mi vida, en lo familiar, en mi personalidad, pero sobre todo enmi salud.

"El cosplay aporta muchas cosas positivas a las personas si unosabe vivirlo como lo que es, porque el practicar 'El juego deldisfraz' significa personificar algo o a alguien y para mí ha sidocomo una terapia", comentó la señora Durán, quien actualmentecuenta con 62 años.

Alegre y con una actitud muy positiva, Rosy Durán, quien parala entrevista se transformó en su personaje favorito: "La PrincesaLeia", del clásico cinematográfico "La Guerra de las Galaxias",compartió que la elaboración de disfraces o complementos para lostrajes de sus hijos la distrae y mantiene ocupada, que ni tiempotiene para acordarse de su problema de salud.

"Al principio de mi problema, tenía mis momentos difíciles ycomo en las noches no podía dormir, como todas las señorasmenopáusicas, me ponía a llorar; sin embargo, un día decidíponerme a crear armas para complementar los trajes de superhéroesde mis hijos.

Relató que un día se dio cuenta que ya tenía "un montón" dearmas de todo tipo, de cartón, de foamy y tela. Desde entonces,dije: ¡ah qué buena terapia!"

Confesó que desde entonces todas las noches se pone a coser odiseñar cosas para sus trajes, y que tan sólo ella cuenta conunos 35, sin contar los que ha hecho junto con su nuera y sushijos.

"En cuanto a mi gusto por el cosplay el proceso fue al revés,pues fueron ellos quienes me heredaron la pasión por algopositivo, aunque eso de disfrazarme creo que lo traigo desdeniña", dijo sonriente.

Reiteró que ellos la llevaron al mundo del cosplay, "meanimaron a disfrazarme y yo soy feliz de estar en una actividad allado de mi familia, porque esto nos ha unido mucho, ya hasta misnietas han comenzado a asistir a las convenciones".

Compartió que en la actualidad cuando acude con sus hijos a lasconvenciones, los reconocen como "la familia cosplay".

"Yo le digo a los padres de muchos chicos, que en lugar de quesus hijos anden en la calle, exponiéndose a los vicios, lespermitan entrar al mundo del cosplay, porque aquí se vuelven serescreativos, personas ocupadas, pues en cualquier momento puedenllegar a convertirse en un superhéroe.

"Mucha gente cree que el cosplayer es una persona ignorante osin quehacer, pero no, somos productivos, muchos de quienes lopractican estudian, trabajan y ocupan parte de su dinero paraadquirir maquillaje, pelucas y mandar a diseñar sus trajes",añadió.

Doña Rosy dijo que cuando comenzó a asistir a los encuentrosde cosplay con sus hijos, tanto los cosplayers, como la gente engeneral, la recibieron con mucho cariño y hasta la fecha, no puedefaltar a las convenciones.

"Para mí fue una sorpresa, porque primero acompañaba a mishijos para cargarles sus cosas, pero luego les dije que memandaría diseñar un disfraz para no pagar la entrada, pues si vasdisfrazado a las convenciones no te cuesta.

"Fue así que me hice mi traje de 'Princesa Leia' y aunque conpena, la gente me comenzó a pedir la foto y ya después hastahacía mis poses como mi personaje".

Añadió que esa pena por posar con la gente desapareció prontoy ahora ya es su pasatiempo. "Podría decir que es como un vicio,pero sano, en el que transformarme en algún personaje y que lagente se tome fotos conmigo, es placentero.

"Es un vicio muy bonito, pero no al grado de dejar a un lado lascosas de la casa, de mi trabajo o descuidar a la familia o lasalud".

A propósito de su salud, confesó que gracias al cosplay le haestado ganando la batalla al cáncer. "El cáncer aún lo tengo, nose me ha quitado, pero el mantenerme ocupada y ser una 'cosplayer'me ha ayudado mucho. Incluso, cada rato me dicen que tengo cáncerterminal desde el 2004, en aquel tiempo me daban cinco días devida, pero el cosplay ha sido mi terapia ocupacional ymotivacional".

Incluso, añadió en broma, que en ocasiones se ha llegado asentir mal y ella reúne a sus hijos y les dice: "Creo que ahorasí llegó el momento", pero ellos le responden que no, porque yaviene la próxima convención y no puede faltar.

"Es así que me tengo que aguantar, apenas fue la convención dela Conque en Querétaro, días antes me puse malita, pero yaestando allá se me olvidó".

La señora Durán explicó que desde que supo de su enfermedad,se puso como propósito hacerse un proyecto de salud, mismo que leha funcionado hasta la fecha.

"Me dedico a mantenerme ocupada, con mente positiva y con ganasde vivir el día al máximo. Coordino un club del INAPAM, dondemotivo a mis 'viejitos' a disfrutar la vida, si me dicen que nopueden hacer tal o cual cosa, les enseño mis fotos de cosplay yles digo si yo puedo hacer esto ustedes también".

Por si fuera poco doña Rosy practica danza árabe, colabora conuna empresa de tecnología, hace algo de marketing digital desde sucasa, además de coser, bordar, ver televisión y disfrutar de sushijos y sus nietos.

"Tengo la vida ocupada, el tener un proyecto de salud, lotenemos que iniciar en saber en qué vamos a ocupar nuestros díasy que sea algo positivo es lo mejor. El trabajo nos deja muchasatisfacción, el cosplay me ha dejado magia y la vida me ha dejadomuchas cosas muy bonitas con mi familia".

Sobre la colección de disfraces que poco a poco están ocupandolos espacios de su casa, doña Rosy, orgullosa comentó que todostienen un valor sentimental para ella.

"Todos son mis favoritos, porque todos los hemos hecho concariño y en equipo en familia, cuando vemos el resultado de cómoquedaron nos sentimos orgullosos y felices, y cuando vamos a loseventos o concursos también vamos como equipo, nos ayudamos avestirnos a peinarnos, a maquillarnos, es lo bonito delcosplay".

Y habló de algunos de sus caracterizacionesfavoritas:

"A mí y a la gente le gusta mucho verme como "La abuelita dePiolín", les encanta, hasta gente adulta viene y me abraza parapedirme la foto. También unos jóvenes de Brasil me pidieron algode 'El Chavo del ocho' y me hice un traje de "La bruja del 71", esetraje gustó mucho, pero tengo de personajes de todo tipo, deanime, de reina, de 'Chucky', es más, hasta de Donald Trump mehice uno hasta con todo y muro".

Incluso, compartió que actualmente está confeccionando untraje de "Catalina Creel", pero su personaje favorito, es sin duda"La Princesa Leia", de "Star Wars".

"Es mi favorita sin duda alguna, porque fue la heroína de mijuventud, una mujer valiente con carácter y todo eso me encantó yaunque lamenté su muerte, estoy seguro que seguirá siendo unícono allá en las estrellas".

La casa de Rosy está repleta, además de trajes, armas, escudosy fotografías, de trofeos, medallas y diplomas que ella y sushijos han ganado en los eventos de cosplay en todo el país.

"Pero el mejor premio es ver a mi familia reunida, el heredarlelas cosas bonitas a los hijos, el que hagamos labor social, elayudarnos, el hacer equipo y en todo esto el cosplay ha sido muyimportante, porque mis mayores logros han sido en equipo con mishijos", señaló.

Al preguntarle qué va a pasar cuando, lamentablemente, como lodijo antes: "Llegue el momento", sin dudarlo y con una lindasonrisa dijo:

"Yo quiero seguir siendo cosplayer hasta que me muera. Y cuandollegue ese momento, ya le dije a mi hijo que me cremen y que en miurna ponga: "Mamá murió haciendo lo que más le gustaba".

Otra parte de esa "última voluntad hipotética" es que hasolicitado a sus hijos que la velen con el traje de "PrincesaLeia", porque es blanco y que enciendan su espada en caso decualquier apagón", finalizó bromeando.

A sus 62 años Rosy Durán es, además de madre, ama de casa yvoluntaria en una casa de adultos mayores, una apasionada delcosplay, mundo en el que es conocida como "la abuelita deldisfraz", gracias a su personificación de "La Princesa Leia", delfilme Star Wars.

Es cierto que el cosplay no sólo es un pasatiempo para miles depersonas que gustan de disfrazarse o transformarse en algúnpersonaje animado o de ficción; sin embargo, este "hobby" se haconvertido en una forma de vida, en el cual se puede ganar dinero,premios, viajes y fama.

Pero para la señora Rosy Durán, el cosplay le ha dado laoportunidad de mantenerse activa, ocupada, feliz y con un proyectode vida, la cual la convierte en una guerrera tanto de la vida realcomo del mundo de la fantasía.

"Ya han pasado 10 años de la primera vez que acudí con mishijos a una convención de anime, manga y cómic, y desde esaocasión no nos perdemos un solo evento y me siento orgullosa deque me digan "la abuelita cosplay"", comentó a Notimex.

La entrevista se realizó en su hogar, en la delegación GustavoA. Madero, de la capital mexicana, en donde comentó su pasión poreste movimiento que inició en Japón, que se ha extendido a todoel mundo, pero que además a ella le cambió la vida.

"Para mí el cosplay ha sido mágico, ha cambiado muchas cosasen mi vida, en lo familiar, en mi personalidad, pero sobre todo enmi salud.

"El cosplay aporta muchas cosas positivas a las personas si unosabe vivirlo como lo que es, porque el practicar 'El juego deldisfraz' significa personificar algo o a alguien y para mí ha sidocomo una terapia", comentó la señora Durán, quien actualmentecuenta con 62 años.

Alegre y con una actitud muy positiva, Rosy Durán, quien parala entrevista se transformó en su personaje favorito: "La PrincesaLeia", del clásico cinematográfico "La Guerra de las Galaxias",compartió que la elaboración de disfraces o complementos para lostrajes de sus hijos la distrae y mantiene ocupada, que ni tiempotiene para acordarse de su problema de salud.

"Al principio de mi problema, tenía mis momentos difíciles ycomo en las noches no podía dormir, como todas las señorasmenopáusicas, me ponía a llorar; sin embargo, un día decidíponerme a crear armas para complementar los trajes de superhéroesde mis hijos.

Relató que un día se dio cuenta que ya tenía "un montón" dearmas de todo tipo, de cartón, de foamy y tela. Desde entonces,dije: ¡ah qué buena terapia!"

Confesó que desde entonces todas las noches se pone a coser odiseñar cosas para sus trajes, y que tan sólo ella cuenta conunos 35, sin contar los que ha hecho junto con su nuera y sushijos.

"En cuanto a mi gusto por el cosplay el proceso fue al revés,pues fueron ellos quienes me heredaron la pasión por algopositivo, aunque eso de disfrazarme creo que lo traigo desdeniña", dijo sonriente.

Reiteró que ellos la llevaron al mundo del cosplay, "meanimaron a disfrazarme y yo soy feliz de estar en una actividad allado de mi familia, porque esto nos ha unido mucho, ya hasta misnietas han comenzado a asistir a las convenciones".

Compartió que en la actualidad cuando acude con sus hijos a lasconvenciones, los reconocen como "la familia cosplay".

"Yo le digo a los padres de muchos chicos, que en lugar de quesus hijos anden en la calle, exponiéndose a los vicios, lespermitan entrar al mundo del cosplay, porque aquí se vuelven serescreativos, personas ocupadas, pues en cualquier momento puedenllegar a convertirse en un superhéroe.

"Mucha gente cree que el cosplayer es una persona ignorante osin quehacer, pero no, somos productivos, muchos de quienes lopractican estudian, trabajan y ocupan parte de su dinero paraadquirir maquillaje, pelucas y mandar a diseñar sus trajes",añadió.

Doña Rosy dijo que cuando comenzó a asistir a los encuentrosde cosplay con sus hijos, tanto los cosplayers, como la gente engeneral, la recibieron con mucho cariño y hasta la fecha, no puedefaltar a las convenciones.

"Para mí fue una sorpresa, porque primero acompañaba a mishijos para cargarles sus cosas, pero luego les dije que memandaría diseñar un disfraz para no pagar la entrada, pues si vasdisfrazado a las convenciones no te cuesta.

"Fue así que me hice mi traje de 'Princesa Leia' y aunque conpena, la gente me comenzó a pedir la foto y ya después hastahacía mis poses como mi personaje".

Añadió que esa pena por posar con la gente desapareció prontoy ahora ya es su pasatiempo. "Podría decir que es como un vicio,pero sano, en el que transformarme en algún personaje y que lagente se tome fotos conmigo, es placentero.

"Es un vicio muy bonito, pero no al grado de dejar a un lado lascosas de la casa, de mi trabajo o descuidar a la familia o lasalud".

A propósito de su salud, confesó que gracias al cosplay le haestado ganando la batalla al cáncer. "El cáncer aún lo tengo, nose me ha quitado, pero el mantenerme ocupada y ser una 'cosplayer'me ha ayudado mucho. Incluso, cada rato me dicen que tengo cáncerterminal desde el 2004, en aquel tiempo me daban cinco días devida, pero el cosplay ha sido mi terapia ocupacional ymotivacional".

Incluso, añadió en broma, que en ocasiones se ha llegado asentir mal y ella reúne a sus hijos y les dice: "Creo que ahorasí llegó el momento", pero ellos le responden que no, porque yaviene la próxima convención y no puede faltar.

"Es así que me tengo que aguantar, apenas fue la convención dela Conque en Querétaro, días antes me puse malita, pero yaestando allá se me olvidó".

La señora Durán explicó que desde que supo de su enfermedad,se puso como propósito hacerse un proyecto de salud, mismo que leha funcionado hasta la fecha.

"Me dedico a mantenerme ocupada, con mente positiva y con ganasde vivir el día al máximo. Coordino un club del INAPAM, dondemotivo a mis 'viejitos' a disfrutar la vida, si me dicen que nopueden hacer tal o cual cosa, les enseño mis fotos de cosplay yles digo si yo puedo hacer esto ustedes también".

Por si fuera poco doña Rosy practica danza árabe, colabora conuna empresa de tecnología, hace algo de marketing digital desde sucasa, además de coser, bordar, ver televisión y disfrutar de sushijos y sus nietos.

"Tengo la vida ocupada, el tener un proyecto de salud, lotenemos que iniciar en saber en qué vamos a ocupar nuestros díasy que sea algo positivo es lo mejor. El trabajo nos deja muchasatisfacción, el cosplay me ha dejado magia y la vida me ha dejadomuchas cosas muy bonitas con mi familia".

Sobre la colección de disfraces que poco a poco están ocupandolos espacios de su casa, doña Rosy, orgullosa comentó que todostienen un valor sentimental para ella.

"Todos son mis favoritos, porque todos los hemos hecho concariño y en equipo en familia, cuando vemos el resultado de cómoquedaron nos sentimos orgullosos y felices, y cuando vamos a loseventos o concursos también vamos como equipo, nos ayudamos avestirnos a peinarnos, a maquillarnos, es lo bonito delcosplay".

Y habló de algunos de sus caracterizacionesfavoritas:

"A mí y a la gente le gusta mucho verme como "La abuelita dePiolín", les encanta, hasta gente adulta viene y me abraza parapedirme la foto. También unos jóvenes de Brasil me pidieron algode 'El Chavo del ocho' y me hice un traje de "La bruja del 71", esetraje gustó mucho, pero tengo de personajes de todo tipo, deanime, de reina, de 'Chucky', es más, hasta de Donald Trump mehice uno hasta con todo y muro".

Incluso, compartió que actualmente está confeccionando untraje de "Catalina Creel", pero su personaje favorito, es sin duda"La Princesa Leia", de "Star Wars".

"Es mi favorita sin duda alguna, porque fue la heroína de mijuventud, una mujer valiente con carácter y todo eso me encantó yaunque lamenté su muerte, estoy seguro que seguirá siendo unícono allá en las estrellas".

La casa de Rosy está repleta, además de trajes, armas, escudosy fotografías, de trofeos, medallas y diplomas que ella y sushijos han ganado en los eventos de cosplay en todo el país.

"Pero el mejor premio es ver a mi familia reunida, el heredarlelas cosas bonitas a los hijos, el que hagamos labor social, elayudarnos, el hacer equipo y en todo esto el cosplay ha sido muyimportante, porque mis mayores logros han sido en equipo con mishijos", señaló.

Al preguntarle qué va a pasar cuando, lamentablemente, como lodijo antes: "Llegue el momento", sin dudarlo y con una lindasonrisa dijo:

"Yo quiero seguir siendo cosplayer hasta que me muera. Y cuandollegue ese momento, ya le dije a mi hijo que me cremen y que en miurna ponga: "Mamá murió haciendo lo que más le gustaba".

Otra parte de esa "última voluntad hipotética" es que hasolicitado a sus hijos que la velen con el traje de "PrincesaLeia", porque es blanco y que enciendan su espada en caso decualquier apagón", finalizó bromeando.

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