La preeclampsia es una condición que se presenta en el embarazo y afecta al 15 por ciento de las mujeres en proceso de gestación, que si se detecta a tiempo puede controlarse y disminuir sus riesgos.
Los daños que puede ocasionar si no se identifica y trata a tiempo son daños al hígado, riñones y sistema de coagulación de la sangre materna, lo que causará complicaciones que suponen una amenaza para la vida de la madre y el bebé.
La preeclampsia se presenta comúnmente en madres primerizas; experiencia previa con hipertensión gestacional o la preeclampsia; en embarazo múltiple; en mujeres cuyas hermanas y madres tuvieron esta afección; en quienes tenían alta presión arterial o enfermedad renal antes del embarazo u obesidad en mujeres menores de 20 años de edad y mayores de 40.
María Rossana Valiente Aguilar, especialista adscrita a Unidad Materno Fetal-Ginecología y Obstetricia de INGENES, explicó que en esta afección, entre los síntomas que tiene la mujer son: elevación de presión arterial, edema o hinchazón de piernas y presencia de proteínas en la orina.
También se refirió a la retención de líquidos, dolores de cabeza, visión borrosa, incapacidad para tolerar la luz brillante, fatiga, náuseas, vómitos, orinar en pequeñas cantidades, dolor en el lado derecho de la parte superior del abdomen; falta de aliento y tendencia a moretones fácilmente.
Resaltó que el tratamiento de la preeclampsia dependerá de la edad gestacional y la forma en la que se presente, dado que hay casos de manifestación tardía y leve que permite el acercamiento al término de la gestación en semana 37 con buenos resultados.
Asimismo, en caso de presentación temprana y severa en menos de 28 semanas, que generalmente deberán estar bajo hospitalización y con seguimiento estricto valorando los beneficios y riesgos de continuar con la gestación. Para evitar esta condición, la experta recomienda que todas las embarazadas cumplan con sus chequeos prenatales para poder detectar a tiempo cualquier complicación y si se diera el caso, atenderla y dar el tratamiento adecuado.
Actualmente, existen pruebas clínicas y ecográficas desde las primeras semanas de la gestación que permiten identificar, seguir y planear un tratamiento a las pacientes clasificadas como de alto riesgo para desarrollar problemas hipertensivos.
Entre ellas, el tamizaje de trimestre integrado (marcadores en sangre) y el Doppler de las arterias uterinas, para medir la eficiencia del flujo sanguíneo a la placenta, el cual estará alterado en la mayoría de estos casos.
Otra de las pruebas es el monitoreo fetal, que permite establecer datos de bienestar del bebé, el cual se debe realizar después de la semana 34 o si existen algunas indicaciones especificas como enfermedades maternas (hipertensión arterial, diabetes mellitus) desde la semana 30 de gestación.
El Instituto INGENES cuenta con la Unidad de Medicina Materno Fetal (UMF), la cual está encargada de dar un seguimiento oportuno al embarazo para prevenir o detectar a tiempo cualquier complicación.