"Soy Pacho Cantt y soy ciego", esas son las palabras de presentación de Luis José Cantt. Oriundo de Lima, Perú, en 1996, inició su carrera como piloto de carreras. Dos años después fue diagnosticado con el síndrome de Usher. Actualmente, sufre discapacidad visual y auditiva, eso no le impidió continuar recorriendo los autódromos.
Acorde a su portal oficial, Luis José Cantt nació en Lima, Perú, el 27 de noviembre de 1974. Miembro de una familia con afición a los automóviles. Vivió sus primeros años en la colonia Miraflores, a una cuadra del taller del expiloto de automovilismo, Arnaldo Alvarado. Fue en dicho lugar, donde surgió su amor por las carreras.
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Los obstáculos no lo desviaron del camino
En 1993, mientras estudiaba la carrera de Administración de Empresas, (licenciatura que dejó trunca) emprendió un negocio informal. Actuó como intermediario entre el cliente y el taller de automotores. Primero recogía el vehículo, después lo llevaba al servicio y verificaba que todo marchara bien para luego regresarlo a su propietario.
En 1996, participa por primera vez en circuitos de carrera. En 1998, a la edad de 24 años, abre su propio taller. La vida parece sonreírle y Cantt está feliz, tiene todo lo que alguna vez quiso: un negocio propio enfocado en su pasión y las pistas de los autódromos para correr. Poco después es diagnosticado con el síndrome Usher.
El Instituto Nacional de la Vista de Estados Unidos (NEI, por sus siglas en inglés), indica que el síndrome de Usher es un trastorno genético poco común, el cual afecta tanto la visión como la audición. Los doctores le informan a Cantt que dentro de poco tiempo dejara de ver y escuchar.
Para el 2001, la pérdida de visión era severa. En el 2005, todo se volvió negro. El ex piloto de carreras ya no podía conducir. Entonces, en medio de una crisis existencial, tomó una decisión igual de radical que su enfermedad: él no iba a renunciar a sus objetivos.
Cantt continúo al frente de su taller MT Automotriz, donde, con los años, comenzó a impulsar la carrera de otros jóvenes talentos. Uno de ellos, el actual piloto de carreras Piero Polar.
Hacía años que Cantt no manejaba un auto, pero un día le propuso una idea en apariencia descabellada a Polar: “quiero volver a estar frente a un volante”. Solo quien vive una pasión, es capaz de entender su poder. Polar aceptó.
De vuelta a la pista de carreras
El autódromo La Chutana se localiza en el distrito de Chilca, en Lima, Perú, tiene una extensión de 2.3 kilómetros, los cuales Cantt recorre en un minuto con 30 segundos. En el asiento del copiloto se encuentra Piero, quien por medio de señales físicas le indica qué acción tomar.
En entrevista para la BBC, el artículo “Pacho Cantt, el piloto ciego peruano capaz de manejar su auto de carreras a 180 km/h”, escrito por Guillermo D. Olmo, expone el sistema de comunicación de los dos pilotos.
- Un toque en el antebrazo equivale a frenar
- Dos golpes significa frenar con fuerza
- Golpes continuos implica, en palabras de Cantt, “para, loco, que nos matamos”.
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¿Por qué lo hace? Bueno, quien persigue un sueño a pesar de tener las posibilidades en contra, puede entender las palabras de Pacho Cantt: “No hay dificultad, lo bastante grande, siempre se puede avanzar”. Así lo afirma el piloto de carreras peruano, empresario y padre de familia, quien sufre de discapacidad visual y auditiva.