Mientras nos encaminamos hacia una nueva normalidad, los estragos sociales dejados por la pandemia continúan manifestándose. Psicólogos en Reino Unido han detectado un fenómeno que puede estar afectando a los menores y al que han llamado "niño fantasma".
Como consecuencia de las medidas de confinamiento para frenar los contagios por Covid-19, muchos niños que mostraban un rendimiento escolar destacado han ido perdiendo todo el interés por su educación y su vida social, y prefieren pasar el tiempo solos en su habitación: son los llamados “niños fantasma”.
Las psicólogas clínicas Jane Gilmour y Bettina Hohnen definen a "un niño fantasma" como un alumno que falta al 50% o más de sus clases.
"La pandemia ha hecho que muchos jóvenes pasen de una disposición más bien inofensiva, algo ansiosa, a un comportamiento perturbador, como es la negativa a asistir a la escuela", explicó Gilmour en una entrevista realizada en un medio inglés.
Si bien el origen de estos comportamientos es diferente en cada niño, lo cierto es que el encierro ha sido pieza clave para detonar esta tendencia hacia la apatía.
Las psicólogas afirman que el confinamiento, sumado a las constantes amenazas de enfermedad y muerte por coronavirus, han provocado un aumento de los problemas de salud mental en los menores de edad.
Asimismo, argumentan que los niños y adolescentes de entornos socioeconómicos más bajos son más propensos a no querer asistir a la escuela.
¿CÓMO AYUDAR?
Gilmour y Hohnen explican que lo mejor siempre será fomentar la conexión con los menores, pasar el tiempo con ellos, conversar, realizar actividades en conjunto. “Reforzar la relación entre usted y su hijo será el catalizador para que su hijo vuelva a la escuela y a la vida”, dice Gilmour.
Si el menor se siente mal, recomiendan no evadir el tema. El diálogo y ayudar a definir cuál es su emoción (ansiedad, enojo, tristeza), puede facilitar al niño comprender mejor su estado de ánimo y qué hacer para tener mayor bienestar.
Las especialistas también piden a los padres no dejar de lado su propia salud mental, ya que ser la "figura ancla" de un niño puede ser agotador, así que sugieren en todo momento acercarse a amigos y familiares, así como a psicólogos profesionales.