El doctor José Ricardo Hernández Rodríguez supo quededicaría su vida a la medicina desde que tuvo uso de razón. Hoyacumula más de tres décadas de experiencia dedicados a atender ydar servicio a los más pobres de los pobres a traves deinstituciones de asistencia social.
Nacido en el barrio del Cascajal y el octavo de once hijos, dijoque a pesar de las carencias económicas en casa, su padre AngelHernández del Llano de oficio ebanista y su madre FranciscaRodríguez encontraron la forma de dotar a todos de profesión,pues hay profesores, ingenieros y secretarias, y él es el segundomédico en su familia.
Hace historia y recuerda que cuando cursaba la preparatoria enla escuela “Greg” afianzó su idea de convertirse enprofesional de la salud al igual que otros cuatro compañeros, delos cuales solo tres fueron aceptados en la facultad de Medicina dela UAT.
“En aquel tiempo era un gran reto entrar a esa escuela, puessu director Juan Vela Trujilla, era muy honesto y dejaba de ladolas peticiones de políticos, empresarios o dirigentes que enviabanrecomendados para que pudieran ingresar a la facultad, sin pasarlos exámenes de selección”.
Hace ver que comenzó sus “pininos” como médico cuandocursaba el cuarto año de la carrera, una vez que ya había llevadoen su currícula las materias de farmacología y fisiología, en eldispensario médico de la iglesia “San Juanita” en su colonianativa, graduándose después en 1983.
Hombre sencillo, el Dr. Ricardo Hernández acumula mas de 30años de trabajar en el Sistema DIF, donde atiende a la poblaciónmás vulnerable de la ciudad, dejándole grandes satisfaccionescomo médico general.
Asegura que cada día acata el juramento hipocrático, deejercer su profesión para ayudar al enfermo, levantar su ánimo,reconfortarlo y escucharlo, además de tratar de devolverle lasalud.
Atendiendo cada año a más de 350 personas, los dramas que havivido con sus pacientes son muchos, pero expresa que esetranscurrir del tiempo no lo ha hecho inmune al dolor y a latristeza causada por la muerte.
Durante su vida ha trabajado con gente de muy bajos recursoseconómicos, pero con grandes ánimos de seguir adelante, sobretodo aquellos con enfermedades crónicas como diabetes ehipertensión.
A lo largo de esos años, la experiencia acumulada es mucha,enseñándole a atender enfermades por ejemplo como el asma opsoriasis, acentuadas por la desnutrición o carencias de vitaminasen niños o adultos, padecimientos muy frecuentes entre lasfamilias pobres, por las propia marginación que viven.
PROFESIÓN ESPECIAL
Aunque considera que la medicina no es profesión distinta delas demás, pues para la sociedad son indispensables los profesoreso ingenieros, la de galeno tiene una característica especial: lade cuidar y preservar la salud y la vida humana.
Vocación y empeño es el perfil que debe cubrir un estudiantede cualquier especialidad, pero sobre todo espíritu humano y deservicio, añade.
Esta necesidad de atender debe prevalecer, a veces sin recibirnada a cambio, aunque es claro que los médicos deben ganardinero.
A unos días de celebrarse el Día del Médico, el doctorHernández expresa con alegría que sí detecta en las nuevasgeneraciones ese espíritu, y la tragedia por los terremotos deseptiembre pasado hicieron brotar en muchos jóvenes esasolidaridad, lo que establece que la juventud sigue pensando comoantes, al salir a la calle a ayudar a las víctimas.
Con especialidades o subespecialidades, los profesionistas de lasalud deben ser completos en todos los sentidos y como médicogeneral ha aprendido a atender niños, mujeres, adultos y ancianosen las áreas de pedriatría ginecología, dermagtología yenfermedades respiratorias, pues la clave es actualizarse y estaral día con las nuevas enfermedades y medicinas.
Padre de José Ricardo, Jorge Eduardo y Jesús Alberto, esconciente de que lo retos son muchos en esta profesión y noimporta los años y la experiencia, pues el estudio debe serconstante para actualizar conocimientos en las enfermedades, lasmedicinas y las nuevas tecnologías para ayudar en la vidahumana.