El miércoles 16 de abril de 1755, nació Marie-Louise-Élisabeth Vigée-Lebrun, conocida por ser la pintora de cabecera de María Antonieta de Austria, reina consorte de Francia, quien murió decapitada durante la Revolución francesa en 1789. Después de la caída de la monarquía, Vigée-Lebrun vagó por Europa, manteniéndose gracias a su trabajo artístico.
Cuando Élisabeth Vigée tenía 24 años pintó por primera vez a Maria Antonia Josepha Johanna von Habsburg-Lothringen, delfina de Francia. Vigée ilustró a la monarca con una rosa en una mano, ataviada en un vestido gris. Era 1779 y María Antonieta se enamoró del cuadro. La pintura se encuentra en la actualidad en el Palacio de Versalles.
Contaba con el favor de la corona
La siguiente información fue obtenida a partir de diversas instituciones culturales, entre las que se incluyen Museo del Prado, Instituto de Arte de Minneapolis (MIA, por sus siglas originales), junto con “Google Arts and Culture” e “Historia/Arte (Ha!)”
Marie-Louise-Élisabeth Vigée fue hija de Louis Vigée, pintor francés que falleció en 1767. En 1776, Vigée contrajo matrimonio por sugerencia materna con Jean-Baptiste-Pierre Le Brun, comerciante de arte con tendencias a la ludopatía, quien solía encontrarse constantemente en aprietos financieros, por lo cual robaba el dinero que su esposa ganaba trabajando. El matrimonio tuvo una hija: Julie Lebrun.
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Tras pintar a María Antonieta en 1779, Élisabeth Vigée terminaría por hacer 30 retratos de la monarca, quien le ayudó a ingresar a la Real Academia de Pintura y Escultura de Francia en 1783. Además de exponer su trabajo en el recién inaugurado Salón de París.
En 1787, Vigée pintó a la reina junto a sus tres hijos María Teresa, Luis José y Luis Carlos, además de colocar una cuna vacía perteneciente a María Sofía Helena Beatriz, quien falleció a los 11 meses de edad. El cuadro fue expuesto originalmente en el Salón de Pintura del Louvre, ahora está en el Palacio de Versalles.
Los años en el exilio
En 1788, poco antes de estallar la Revolución, Élisabeth Vigée se encontraba pintado un nuevo cuadro de la reina de Francia, ataviada de azul, con un “Libro de Horas” en la mano. Sin embargo, en 1789, tuvo que salir huyendo del país.
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Jean Le Brun se divorció de ella, en 1793, por considerar que la unión contradecía sus intereses y Vigée, junto a su hija, vagó por 12 años por diversas cortes de Europa. Durante sus viajes fue admitida en las Academias de arte de Florencia, Roma, San Petersburgo y Berlín.
Regreso a Francia
Napoléon I le concede el regreso a Francia. En esa época aprovecha para acudir a Reino Unido y Suiza, donde pintó, respectivamente, a Lord Byron y Madame de Stäel.
Su única hija, quien también se interesó en la pintura, murió en 1819, a la edad de 39 años.
Élisabeth Vigée pasó el resto de su vida pintando, falleció el miércoles 30 de marzo de 1842, cuando tenía 86 años. Detrás de ella dejó centenares de cuadros, los cuales se exhiben, hoy en día, en diversos museos alrededor del mundo, desde el Museo de Arte Nelson Atkins, hasta el Museo de Arte Metropolitano y el Museo de Arte de Nueva Orleans.