De la contemplación de la Maderería Martínez, el edificio ubicado en la esquina de Sarabia y Obregón, con su arquitectura distintiva de los años sesenta, fue el punto de partida para el proyecto fotográfico de Miguel Ángel Camero “Madero, la ciudad que es y no es”, en el que plantea una reflexión sobre la memoria, el registro, pero también de la imaginación.
“Me trae un poco de nostalgia, pero no particularmente ese edificio, sino otras partes del centro de Madero que yo recuerdo cuando mi abuela o mi papá, mi mamá, me llevaban caminando por las calles, y que recuerdo con mucha dificultad porque yo debía haber tenido menos de cinco años”, explicó a EL SOL DE TAMPICO.
“Y entonces yo decía: antes de que tiren este edificio porque está todo derruido o que le pase algo -como el hotel que se cayó en el centro-, porque está abandonado, lo tengo que fotografiar”, agregó.
Así nació su proyecto, centrado en capturar casas y edificios cuya antigüedad o modificaciones arquitectónicas llaman la atención. Estas estructuras han sido adaptadas con elementos que les otorgan una identidad propia: pisos de diferentes colores o detalles arquitectónicos inesperados que reflejan historias de vida en la ciudad.
“No me es sencillo poder explicar cuál es el juicio que me hace seleccionar una casa de otra. Pero tiene que ver con aquellas casas que han sufrido modificaciones que no se ven propias de su primera construcción. Es un proyecto que pretende descubrir las historias que cuentan las casas. Yo pienso que las casas, como las personas, cuentan historias”.
Historia y ficción de una ciudad
El proyecto, con el cual Camero obtuvo la beca “Creadores con trayectoria” del PECDA Tamaulipas 2024, va más allá del registro documental. Las edificaciones han sido descontextualizadas, separadas de su entorno y colocadas en escenarios inventados, pero inspirados en su diseño.
Así, en sus fotografías se observa el Centro de Convenciones en un escenario desértico; la Secundaria Técnica 19 en un entorno fantástico de mar y arena o el bar tradicional Chetos rodeado de zacate. “Todas las fotografías están, pretendo yo, haciendo un eco de lo que la propia fachada le continúa con su propia historia”.
“No me interesa que la gente vea el antes y el después de las imágenes, me interesa que compren la ficción, que digan: esta casa mira qué linda, mira qué jardines, mira qué árboles, mira qué devastación, mira qué solitaria; porque baso esta descontextualización en la propia fisionomía de la historia de la casa”, dijo.
Volver la mirada a la ciudad natal
Miguel Ángel Camero realizó su última exposición individual en 2008. Después de 16 años dedicados a la enseñanza y asesoría de proyectos fotográficos, ha regresado a crear su propia obra. El fallecimiento de su madre y el trabajo en la recopilación de las memorias de su padre influyeron para volver la mirada hacia su ciudad natal.
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“Casi todo tiene que ver con este pasado donde las calles estaban alfombradas con césped verde, donde entre el paisaje de árboles, mangos y robles se veía la columna de gases de la refinería. Entonces no es una imagen arquitectónica de Madero, es un Madero que es inventado, es un Madero que no es; es un Madero a mi gusto”, afirmó.
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Miguel Ángel Camero prevé exhibir “Madero, la ciudad que es y no es” en los primeros meses de 2025 en la urbe petrolera.
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Además planea una exposición itinerante en Victoria, Matamoros y Reynosa. Asimismo, adelantó que existe la posibilidad de darse una segunda parte del proyecto.
“Hay mucho por explorar, sobre todo en el diseño urbanístico de la ciudad y las características de las familias petroleras”, concluyó Miguel Camero.