Miguel Jiménez, residente de Houston, tenía 16 años cuando, cierto día, tuvo antojo de taquitos de cecina, como esos que hacen en su natal Tampico. Para su sorpresa y después de recorrer varios puestos de comida, no halló nada parecido a los tacos de tortilla chiquita que recordaba comer en el puerto. Así que decidió resolver esta situación.
Ahora, con más de 18 años dentro del negocio de la comida, Miguel administra Adrian's Mexican Street Food, o Tacos y Tortas Adrián, para los paisanos, el cual cuenta con cinco locales distribuidos en Houston, Katy, y Brookshire, en Texas.
En sus restaurantes ha integrado un menú con todo la sazón regional y que ha conquistado no solo a los mexicanos, sino también a los texanos, quienes han tenido la oportunidad de probar gorditas, quesadillas, cachetadas, tacos al pastor, de cecina, y, por supuesto, la infaltable la torta de la barda.
Suscríbete a la edición digital de El Sol de Tampico aquí
Y aunque afirma que ha encontrado muchos tampiqueños por allá, así como gente de Altamira, Esteros o Cuauhtémoc, la torta de la barda no es su platillo más popular.
“El gran éxito son las quesibirrias, vendemos hasta 4 mil quesibirrias a la semana entre todos los locales”, afirma.
EL ÉXITO SIEMPRE SE HIZO PRESENTE
Miguel le apostó todo al sabor de su terruño, dejó la escuela y junto con su primo Adrián comenzaron a planear abrir un negocio de tacos de cecina, a partir de una receta ideada por el propio Adrián. Cuando los primos habían reunido suficiente inversión, Adrián consideró que un trabajo muy demante y declinó, pero Miguel siguió adelante.
“Pero le dejé el nombre de mi primo al negocio. Ahora todos piensan que yo me llamo Adrián”, relata Miguel vía telefónica a EL SOL DE TAMPICO.
En abril de 2004 abrió su primera taquería en Katy, era un pequeño establecimiento ubicado en una gasolinera, allí ofreció tacos de cecina, cochinita, y tacos Adrián -con la receta secreta-. Pero desde el primer día el éxito estuvo de su lado.
"La gente iba los domingos después de misa y se llenaba el lugar, y eso que era una gasolinera, no es precisamente el lugar más bonito, pero así de conocidos éramos. En ocasiones se juntaba tal hervidero de gente que hasta la policía iba a revisar qué pasaba".
Pasado seis meses de mantenerse con ese nivel de asistencia, Miguel le comentó a su mamá: “Yo creo que podemos vivir de esto”. Al año abrió una taquería nueva. Y al siguiente una más.
LOS RETOS Y LOS CAMBIOS
En este tiempo el negocio, dice Miguel, se ha transformado. Pasaron de estar en gasolineras a contar con sus propios establecimientos, venden también comida tex-mex y alitas.
Además han introducido cocktelería, noches de standup donde incluso han invitado a comediantes como José Luis Zagar o “El Borrego” Nava, así como unas muy mexicanas noches de lotería.
“Era algo que me recordaba de mi niñez allá en Tampico, jugábamos con los abuelos. Aquí las que organizamos nosotros no son de dinero pero sí hay regalos y la idea principal es que la gente se divierta mientras consume algún platillo o trago”, explica Miguel.
Miguel señala que disfruta que este negocio, donde todos en su familia participan; con todo y los retos le ha resultado muy satisfactorio. "Uno se enfoca en su trabajo, pero poco a poco he reconocido lo que uno ha armado después de tanto jale".