Con posturas a favor y en contra, el uso de vaper es considerado por algunos como una solución al consumo de cigarro y por otros como la forma de dañar los pulmones de manera distinta.
Los que impulsan su uso consideran que este cigarro electrónico es un cigarrillo sin olor, sabor en la boca y la incomodidad que causa a terceros, e incluso sin daño a los pulmones. Pero en otras versiones estos generan acumulación de líquidos en pulmones.
El vaper o cigarrillo electrónico, con el nombre que se le conozca a este artilugio, que llegó a revolucionar la industria tabacalera, inició como un medio en el que los adictos al cigarro convencional pudieran encontrar un escape de este nocivo hábito sin necesariamente dejar de fumar.
Desde 2003 se había iniciado una campaña creando cigarrillos electrónicos buscando sustituir el tabaco convencional, hoy en 2019 ha evolucionado a un movimiento colosal que mueve a cientos de jóvenes que, aun sin ser fumadores, buscan rehabilitación tomando el “vapeo” como un hábito.
Un vaper o cigarrillo electrónico consiste en una batería unida a unas resistencias de aluminio a los que se les adecúa un algodón que es impregnado con un líquido especial del sabor de tu preferencia que al calentarse genera un vapor que el usuario puede “fumar” como un cigarro.
Hasta el momento no se han realizado estudios médicos serios que comprueben si existe o no el daño al usar estos aparatos que son ya una moda entre los jóvenes.
El vaper revolucionó la industria tabacalera, inició como un medio en el que los adictos al cigarro convencional pudieran encontrar un escape de este nocivo hábito.