Ataviada de prendas elegantes, con una estatura superior a un metro con 70 centímetros y fino calzado, una mujer se aparece en vísperas de las festividades de Todos Santos en los pasillos del cementerio municipal de La Pedrera, localizado en la colonia Municipios Libres, en Altamira.
La leyenda es conocida plenamente por quienes viven en las inmediaciones de este camposanto, así como por los empleados de la Dirección de Panteones Municipales de Altamira.
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Dicen que esta mujer empieza aparecerse durante los días previos a la celebración del Día de Muertos y afirman que a pesar de no estar cobijada por la oscuridad, ya que se le ha visto durante las tardes aun con claridad, ella desaparece entre las tumbas.
“Me ha tocado ver dos veces a esa mujer, nosotros le pusimos 'La Mujer Elegante'. Llega al panteón muy sigilosamente, sin hacer ruido, entra y camina por los pasillos del cementerio de La Pedrera, pero misteriosamente ya no regresa por donde entró, cuando es la única entrada y salida que tiene el cementerio”, indicó Martha Sánchez.
Quienes la han visto aseguran que su caminar es lento pero imponente, sin que nadie se haya atrevido a cruzar palabra con ella.
Sorprende la forma en que se viste y la hora en que se aparece
La Mujer Elegante, así la bautizaron los mismos empleados del Área de Panteones sigue generando una mezcla de temor y duda, ya que nadie ha precisado de donde viene.
“Las veces que me tocó ver a esa mujer siempre fue con el mismo vestido. De día, viste vestido blanco, con estampados con flores tipo orquídeas de tono morado y guinda y con contorno negro, zapatillas color hueso, cabello largo.
Entra caminando muy de prisa, no se detiene, y eso para mí es un fantasma, nunca se detiene”, refirió la entrevistada.
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Apenas notan la presencia de la Mujer Elegante, los empleados del panteón sienten una sensación de escalofrío, llegando algunos a señalar que es precisamente esta situación la que les impide hablar o tratar de entablar un diálogo con esa misteriosa dama.
Le pusieron una vela y ya no regreso
Al creer que se trataba de un alma en pena, los empleados optaron por colocarle una vela en el camino que seguía.
“Tal vez sea el alma de una mujer que desea el descanso eterno y que en estas fechas es muy común que se manifiesten. Nosotros en la Oficina del Cementerio La Pedrera le pusimos una veladora en el camino que veíamos que tomaba y después de eso ya no se apareció”, agregó.
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El camposanto de La Pedrera durante mucho tiempo funcionó como fosa común, por lo que no se descarta que alguna de esas almas no identificadas o no reclamadas reclame descanso eterno como creen que ocurría con la Mujer Elegante, que se aparece en Altamira..