Estimados lector(a)s de EL SOL DE TAMPICO, les pedimos que imaginen la siguiente escena: una ciudad con sus calles, edificios, hogares y carreteras, un día es levantada tres metros sobre el nivel del suelo, con el objetivo de instalar un sistema de alcantarillado. ¿Suena poco creíble, verdad? Bueno, sucedió en Chicago, EU, en 1856.
Cuando en 1795, después de la Guerra de los Indios del Noroeste, diversos colonos, en su mayoría franceses, comenzaron a instalarse a las orillas del lago Michigan, motivados por las oportunidades comerciales de la zona, construyeron sus viviendas sin prestar demasiada atención a la consistencia del suelo. El problema es que la ciudad era un pantano.
¿La ruta más rápida para llegar a China es por Chicago?
De acuerdo con el artículo de “La espectacular operación para elevar Chicago a mediados del siglo XIX” de Jorge Álvarez para “La brújula verde”, desde comienzos de 1800, uno de los chistes más populares en la ciudad era: “¿Sabes cuál es la ruta más rápida para llegar a China? Fácil, te sumerges en el lodo de Chicago y apareces al otro lado del mundo”.
La falta de drenaje provocó el estancamiento de aguas negras y se dice que el olor era francamente insoportable. Los caminos se conformaban de tierra, desechos fecales y basura. La situación llegó a tal grado que el sitio fue conocido como el lugar más sucio de Estados Unidos.
Brotes repetidos de cólera mermaron la población
En 1835, 1852 y 1854, respectivamente, surgieron epidemias de cólera. El Diccionario de Términos Médicos de la RANM define el padecimiento como “enfermedad diarreica aguda, caracteriza por una deshidratación variable; los casos clínicos rápidamente progresivos pueden llevar al choque hipovolémico y a la muerte”.
Un choque hipovolémico se caracteriza “por una caída brusca de la presión y daño de órganos vitales por déficit de perfusión (paso de fluidos)”. Como causa de la hipotensión, el cerebro deja de recibir sangre, surgiendo síntomas como visión borrosa, confusión, vértigo, vómitos y debilidad.
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Pedro Torrijos rescata un recorte de un periódico de la época: en 1854, más de cuatro mil personas murieron por cólera. Se conjetura que en ese momento la población oscilaba entre los 60 a 80 mil habitantes.
Todos a una sola voz en “La ciudad de los hombros anchos”
En 1854, en la ciudad de Chicago se convocó a una Junta de Comisionados de Alcantarillado, donde un hombre llamado Ellis Sylvester Chersbourgh propuso la siguiente idea: levantar la ciudad a tres metros sobre el nivel del suelo, para instalar el drenaje. En un giro inesperado de los eventos, el proyecto con fondos de la iniciativa pública y privada fue aprobado y comenzó en 1856.
Los edificios se alzaron, señala Torrijos en la red X, mediante cientos de gatos hidráulicos y de rosca operados a mano. Los primeros intentos se hicieron sobre casas de madera de estructura pequeña.
A medida que los operarios ganaron experiencia, se volvieron cada vez más ambiciosos, hasta que llegó el día en que vieron de frente al hotel Briggs, una estructura de cinco pisos, con un peso aproximado de 20 mil toneladas y, a una sola voz, la levantaron. Después hicieron lo propio con la Casa Franklin, un edificio de 18 metros de alto y 46 metros de largo.
Mientras que un plantilla de trabajadores se encargaba de alzar las construcciones, otro grupo era el responsable de la instalación del sistema de alcantarillado. Este método de trabajo se extendió desde 1856 hasta 1860.
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Pedro Torrijos cierra su hilo en X comentando: “Uno de los nombres con los que se conoce a Chicago, es la ciudad de los hombros anchos. El apodo se acuñó a mediados del siglo XIX, cuando toda la ciudad se apoyó en los hombros de miles de hombres que giraron las miles de roscas de los miles de gatos hidráulicos”.
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En la actualidad, Chicago es una de las ciudades más importantes de Estados Unidos, cuenta con una población cercana a los tres millones de habitantes y es conocida por sus rascacielos. Quienes viven ahí caminan a diario sobre el esfuerzo de miles de hombres que, a mediados del siglo XIX, literalmente levantaron la ciudad a cuestas.