El lunes 25 de octubre de 1999, en Colombia, se estrenaba la novela “Yo soy Betty, la fea”. La historia de Beatriz Pinzón Solano, una joven economista, altamente calificada, quien por su apariencia física era continuamente subestimada, capturó la atención del público. Ahora, 25 años después de su transmisión original, “la casa de Betty” se convirtió en cafetería.
Ubicada en la carrera 18-A, #43A - 59, en el barrio La Soledad, en la localidad de Teusaquillo, dentro de Bogotá, Colombia, la casa azul de dos pisos se hizo famosa a nivel nacional e internacional, por diversas escenas. Entre las tomas más populares se enlistan las veces cuando Don Hermes Pinzón intentaba arrancar, en ocasiones sin éxito, su carro antiguo.
¿Cómo sabemos que es una cafetería?
Una serie de videos de Tik Tok muestra cómo la propiedad que sirvió de fachada para grabar la novela, se convirtió en una combinación de cafetería, museo y tienda de recuerdos. En el lugar, por supuesto, se puede ordenar el famoso jugo de mora y discutir sobre economía en la habitación de Beatriz Pinzón, como ella solía hacerlo con su amigo Nicolás Mora.
En los vídeos también se aprecian varios objetos de recuerdo inspirados en la novela, entre los que destaca un cuaderno con la leyenda: “El diablo es puerco”, frase que el padre de la protagonista solía repetir como referencia de que lo inesperado siempre puede ocurrir.
El horario de atención, por lo que sabemos, es de lunes a sábado de las 09:00 a las 17:00 horas.
Reacciones en redes sociales
Los usuarios en redes sociales preguntan si también se podrá pedir un almuerzo corriente con plátano maduro. Sin embargo, ya les respondieron que tal petición se debe reservar para “El corrientazo”.
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“Yo soy Betty, la fea” fue reconocida por el Libro Guinness de los récords como la novela con más adaptaciones en la historia de la televisión. Hasta el momento, el guion original de Fernando Gaitán fue reescrito 26 veces, para Europa, África, Asía y, claro, América.
“El domicilio de Betty” como es conocido en Colombia guarda múltiples historias, por ejemplo, en el 2003, uno de sus antiguos inquilinos, Miguel Antonio A. conoció a Julia G., quién siendo fanática del programa aprovechó que se encontraba temporalmente en Bogotá, para conocer el lugar.
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Quienes deseen visitar la casa de “Betty, la fea” en Colombia, ahora pueden hacerlo, tomarse fotos, disfrutar de un café y, quienes deseen sumergirse en la fantasía, incluso ver capítulos de la telenovela desde una de sus locaciones más famosas.