La historia de las antiguas guerras volvieron populares a grandes guerreros, los ninjas de Japón o los espartanos en Grecia, en México los tlaxcaltecas fueron reconocidos como grandes soldados, pero ¿Sabías que pelearon contra samuráis? Hoy te contamos la historia de la batalla de Cagayán.
Aunque suena como invención de un niño pequeño y cuesta creer que nuestros ancestros se midieron contra katanas, fue gracias a los españoles y su buena relación con los tlaxcaltecas que esto fue posible en la expansión de la corona en el continente asiático.
La batalla de Cagayán, la conquista de territorio de piratas
Corría el año de 1582, cuando el gobernador general Gonzalo Ronquillo de Peñalosa asentado en filipinas, solicitó apoyo al rey Felipe II para frenar una ofensiva compuesta por bandidos asiáticos que utilizaban la costa de Cagayán en la isla Luzón para contrabando de metales preciosos.
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Lo que no esperaban los españoles es que entre estos se encontraban los guerreros samuráis sin señor, conocidos como Ronins, históricamente reconocidos por sus habilidades en combate y serían uno de los mayores problemas en la batalla, por lo que la corona requería sus propios guerreros de elite, traídos desde México.
“Los japoneses son la gente más belicosa que hay por aquí. Traen artillería y mucha arcabucería y piquería. Usan armas defensivas de hierro para el cuerpo. Todo lo cual lo tienen por industria de portugueses, que se lo han mostrado para daño de sus ánimas”.
Carta de Gonzalo Ronquillo de Peñalosa gobernador de Filipinas al rey, del 16 de junio de 1582” (Archivo General de Indias, FILIPINAS,6,R.4,N.49)
Tlaxcaltecas aliados de los españoles
La encomienda se le fue otorgada al experimentado capitán Juan Carrión, que de inicio fueron combates muy parejos, pues se había dispuesto de una pequeña armada de soldados de la zona, es por eso que se decidió solicitar apoyo de la Nueva España y aquí es donde entran nuestros ancestros en acción.
Luego de lo ocurrido en la época de la conquista, donde los tlaxcaltecas se volvieran aliados de Hernán Cortés, esto dejó un visto bueno para los guerreros mexicanos, y al recibir adiestramiento militar español los volvió un recurso óptimo para la misión.
Carrión formó una flotilla con siete barcos enviados desde Nueva España: el navío ligero San Yusepe (de Giuseppe), la galera Capitana y cinco bajeles menores de apoyo, entre ellos viabajan los tlaxcaltecas, quienes lejos de su tierra (casi 14 mil kilometros) la batalla no les fue ajena.
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Los indígenas fueron pieza clave logrando inclinar la balanza para el lado español, por ello al ver perdida la batalla, el contingente asiático optó por una rendición a cambio de que se les pagara una indemnización en oro por sus perdidas, a lo que Carrión se rehusó.
No se tiene un registro de cuantas bajas sufrió el grupo de bandidos, pero se estima que fueron cerca de 800 y algunos emprendieron la huida, dejando a su paso espadas y armaduras, que fueron un botín de guerra y que algunos se exhiben en museos de Madrid.
La participación de los tlaxcaltecas en las filipinas no fue esta, solamente también se tiene registro que fueron utilizados casi 400 de ellos para la conquista y fundación de lo que sería la Gran Manila.
Es fascinante encontrar las diferentes condiciones que tuvieron que ocurrir para que se diera el encuentro que pareciera salido de una película, cuando los tlaxcaltecas enfrentaron a los samuráis, en la conocida como la batalla de Cagayán.
Crean cómic de las batallas de Cagayán
Si bien no hay un película que ilustre esta peculiar batalla, si hay un comic, “Espadas del fin del mundo” es una tira cómica que muestra la aventura del capitán Carrión, relatando en primera persona como se suscitó este enfrentamiento.
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Actualmente, no esta disponible aún para su compra pero puedes irte enamorando con una animación del cómic del mismo en su página de Fb, y también conocer un poco más puesto que son varias novelas que el autor Angel Miranda ha dedicado al capitán español.
Es fascinante encontrar las diferentes condiciones que tuvieron que ocurrir para que se diera el encuentro que pareciera salido de una película, cuando los tlaxcaltecas enfrentaron a los samuráis, en la conocida como la batalla de Cagayán.