La Segunda Guerra Mundial duró de 1939 a 1945. El resultado del conflicto fueron más de 15 millones de personas afectadas, incluyendo el homicidio en masa de seis millones de judíos. Uno de los responsables fue Adolf Eichmann, quien al ser juzgado declaró: “Yo solo hacía mi trabajo”. La frase originó la teoría de la banalidad del mal. ¿Por qué las personas cometen atrocidades?
La historia de Adolf Eichmann
En septiembre de 1945, los Aliados derrotaron de manera definitiva a las Potencias del Eje, comandadas por la Alemania nazi. Cuyo líder principal, Adolf Hitler, se suicidó de un tiro a la cabeza el 30 de abril del mismo año. Por su parte, el Teniente coronel de la SS, la policía nazi, Adolf Eichmann huyó en 1948 rumbo a Argentina con el nombre de Ricardo Klement.
El 20 de mayo de 1960, Eichmann fue identificado y extraído de Argentina, de manera poco ortodoxa, por el Mossad, Agencia de Inteligencia de Israel. El 11 de abril de 1961, en la ciudad de Jerusalén, dio inició su juicio, se le acusaba de crímenes contra la humanidad, a saber, deportación y genocidio del pueblo judío.
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Una de las corresponsales periodísticas presentes en la Corte era Hanna Arendt, pensadora política de origen judío. Mientras los otros medios hacían eco del antisemitismo y crueldad de los actos de Eichmann, Arend se sorprendió con sus declaraciones. Él aseguraba que había sido el Gobierno y no él quien perseguía a los judíos, él solo obedecía órdenes.
El origen de la banalidad del mal
Durante el juicio, cuya duración fue de ocho meses, de abril a diciembre de 1961, Hanna Arendt concibió el término “La banalidad del mal”. La teoría expone que cualquier persona, incluso la más normal, es capaz, bajo ciertas condiciones, de cometer actos de tremenda violencia sin considerarse responsable de ellos.
Eichmann firmaba, ordenaba y ejecutaba órdenes de deportación de la población judía a los campos de concentración, lugar donde sus ocupantes conocían la tortura, la desesperación e incluso la muerte. De acuerdo a sus afirmaciones, no lo hacía por odio o maldad, lo hacía por un estricto cumplimiento de su deber como Teniente coronel de la SS.
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Desde el razonamiento de Eichmann, él no era culpable, él no planificaba los crímenes, se limitaba a ejecutar las órdenes de un superior, del Führer que dirigía el Tercer Reich. Arent creyó en sus palabras, concluyendo que las personas pueden cometer las peores atrocidades por simple y pura banalidad, en otras palabras, “se puede asesinar nada más porque sí”.
Para Hanna Arendt, Eichmann era culpable, pero su culpa no recaía en la perversidad o en la aversión, recaía en la superficialidad y en su incapacidad de oponer resistencia o cuestionar las órdenes dictadas por sus superiores. Eichmann renunció a su propia conciencia, a favor de un proyecto de imperio y dominación germánica, donde el antisemitismo era una de las reglas.
El 31 de mayo de 1962, Adolf Eichamm fue ahorcado en la prisión de Ramla, después de ser encontrado culpable de todos los cargos imputados. Sus últimas palabras fueron: “Tuve que obedecer las reglas de la guerra y las de mi bandera”.
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¿Por qué las personas cometen atrocidades? Acorde a Hanna Arendt puede ser por la simple banalidad del mal. Se puede ser cruel y despiadado con los demás, por el simple hecho de poder hacerlo. Eichmann participó en el homicidio en masa de seis millones de personas porque, de acuerdo a sus palabras, “estaba obedeciendo órdenes”.