En 1779, la corona de la Nueva España decidió llevar un control del número de obispados, misiones y refugios de indios bravos en la colonia del Nuevo Santander y las provincias cercanas. Tampico se muestra como una jurisdicción crucial de la costa nordeste, en cuyo territorio coexistían distintas culturas.
Historia de la colonia del Nuevo Santander
El Ministerio de Arte y Cultura de España guarda en sus registros digitales un mapa cuya fecha de creación aproximada se remonta a 1779. En él se contemplan las jurisdicciones de la colonia de Nuevo Santander, la Sierra Madre Oriental y la costa del Seno Mexicano (hoy Golfo de México).
De acuerdo a los archivos históricos de España, la colonia del Nuevo Santander se estableció a mitad del siglo XVIII. La provincia comprendía la región circunscrita entre la Sierra Madre Oriental y el Seno Mexicano. Uno de sus puntos claves en la costa era la barra (río) de Tampico.
La colonia colindaba con la región de Texas, el Nuevo Reino de León y la provincia de Coahuila, además de las jurisdicciones de San Luis Potosí y Querétaro.
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Por su amplia extensión, el territorio del Nuevo Santander se dividía en dos sectores principales, cuyo marco de referencia era la Sierra Gorda: “Tamaulipa Oriental” y “Tamaulipa la Nueva”.
Historia de la multiculturalidad de la jurisdicción de Tampico
El material cartográfico “Plano que manifiesta la colonia del Nuevo Santander…” muestra la diversidad cultural de la jurisdicción de Tampico.
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La demarcación de Tampico reconocía la autoridad del obispado católico, tenía misiones de las congregaciones religiosas de franciscanos y dominicos, además de asentamientos de “indios bravos”.
De acorde a la UNAM, la orden de los franciscanos llegó al territorio de la Nueva España entre 1523 y 1536. Por su parte, la orden de los dominicos arribó a partir de 1526. El objetivo de ambas cofradías era “convertir y adoctrinar” a la población a las prácticas españolas: cambiando sus dioses, su idioma y sus creencias.
Para la época, los “indios bravos” eran todas aquellas personas que no profesaban la fe católica. Antiguos habitantes del territorio quienes se mantenían fieles a sus usos y costumbres anteriores a la conquista de la Nueva España, en franca desobediencia al poder imperante de la época.
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Los “indios bravos” no comulgaban con las prácticas de corte monárquico, monoteístas y de jerarquía social impuestas por la corona española a partir de 1521. Por tal motivo, este tipo de poblaciones eran consideradas “bravas”, haciendo referencia a su carácter “fuerte, agresivo y difícil de domesticar”.
Tampico, localizado en la costa nordeste del territorio de la colonia del Nuevo Santander, era, por decir lo menos, un territorio complejo: albergaba creyentes y escépticos. En su jurisdicción se reconocía el obispado y se establecían misiones, pero también se le daba refugio a los “indios bravos”.