En un episodio que quedó registrado en su obra literaria y fotográfica, el escritor Juan Rulfo recorrió la Huasteca para escribir una crónica sobre un sitio arqueológico. A continuación te contamos este viaje del autor de “Pedro Páramo” y “El llano en llamas”.
LA CRÓNICA DE UN VIAJE
Entre 1950 y 1951, Rulfo realizó un recorrido por el municipio Castillo de Teayo, donde está la zona arqueológica a la que se llega por Poza Rica, Veracruz. Ahí es donde se asienta una estructura piramidal edificada por un antiguo pueblo huasteco, y único vestigio que permanece de lo que fuera una ciudad.
En su artículo “Juan Rulfo, fotógrafo”, Práxedis Razo afirma que la visita de Rulfo a la Huasteca veracruzana se dio a través de una asignación de la Asociación Automovilística Mexicana, que en aquellos años editaba la revista “Mapa: revista de automovilismo y turismo”.
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Razo añade que, acompañado de su cámara Rolleiflex Automat 6x6, Rulfo recorrió diversos sitios atractivos de todo el país, para registrarlos en imagen y escribir crónicas de sus travesías. En el caso del Castillo de Teayo, el artículo estuvo integrado por siete fotografías, entre ellas aspectos del basamento piramidal, así como de algunas esculturas y relieves huastecos.
COMALA EN LA HUASTECA
“Con un aguacero a cuestas, Juan Rulfo alcanza de madrugada la Huasteca profunda. Atraviesa el Totonacapan antes. Llegado al norte de Veracruz, enriquece las crónicas de territorios que ancestrales versos llaman el ‘país de la lluvia y de la niebla’”, explica el historiador Raúl Sinencio Chávez.
Sinencio Chávez indica que en el relato de Rulfo se inicia con una descripción del ardúa recorrido de Rulfo para llegar al sitio. Allí lo recibe un guía, quien lo lleva a la cima de la pirámide y en lo alto comienza a relatarles la historia antigua del Castillo de Teayo.
A lo largo del texto es posible percibir algunos ecos fantasmales de Comala: “En el castillo de Teayo la gente estaba dormida. Parecía un pueblo muerto”.
En el texto el guía señala que el destino de esa ciudad fue desaparecer, pero no a manos de otros mexicanos sino de los conquistadores españoles: “Los mexicanos se fueron un día a defender su país y ya no volvieron. Quienes acabaron con los dioses de Teayo fue esa gente que se llamó ‘Gente de razón’ y que hizo la conquista de estas tierras…”.
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ENTRE LA CRÓNICA Y LA FICCIÓN
El número 194 de la revista “Mapas” aparecería en 1952 y allí Rulfo firmó todos sus textos con el seudónimo “Juan de la Cosa”, refiere Práxedis Razo.
Por su parte, la Fundación Juan Rulfo publicó de manera íntegra el relato “Castillo de Teayo” en 2002 en el libro “Letras e imágenes” y lo incorpora al trabajo literario de Rulfo en el volumen “Obras”, de 2011.
“Se trata de un texto en un territorio compartido entre la crónica de un viaje y la ficción”, señala la fundación en una edición conmemorativa por el centenario de Juan Rulfo de “El gallo de oro y otros relatos”.