A finales de los años 80, en la zona norte de Tampico, diversas familias comenzaron a ocupar los conjuntos habitacionales de Infonavit. Arribaron una tras otra, instalándose en los departamentos de dos recámaras, cocina, baño y sala-comedor. La mayoría eran matrimonios jóvenes con hijos. Llegaron y echaron raíces, dieron a cada vivienda una identidad dentro de un edificio homogéneo, comenzando una vida entre andadores, escaleras y elevaciones.
El color original de las construcciones era amarillo ámbar o blanco roto, con acabados en rojo vino y el número del edificio en el frente. Con el tiempo la estructura original de las propiedades sufrió modificaciones, se ampliaron cuartos, se colocaron techados en los estacionamientos y algunas fachadas se convirtieron en negocios.
Un domingo entre colonias y andadores de Tampico
Nuestro recorrido abarca tres colonias, a saber: Conjunto Habitacional Arenal, Jesús Elías Piña e Infonavit-Cañada.
Es un domingo por la mañana del año 2024 y estamos en los columpios del parque del Andador India, en Bulevar Japón. Al otro lado del canal se extiende un rodante; se venden quesos, chorizo, carnitas, barbacoa y pollos asados. Además de frutas, verduras, ropa, juguetes y utensilios para el hogar.
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Han pasado cerca de cuatro décadas desde que los muros que nos rodean fueron levantados. Con ayuda de la Hemeroteca de esta casa editora podemos retroceder en el tiempo, vayamos al lunes 02 de enero de 1989, cuando Navarro Rodríguez, secretario General de la Federación de Trabajadores del sur Tamaulipas, reportó el final de las obras de construcción de 340 viviendas en el terreno anteriormente conocido como Ejido Arenal.
En esa época quedaba todavía un área disponible de 32 mil 839 metros cuadrados para futuras construcciones. Para finales de los años 80 e inicios de los años 90, se planeaba cimentar cerca de mil unidades habitacionales para el sector obrero en esa zona.
Manuel Martínez Whijares, encargado de la Delegación Infonavit Tampico, informó en 1989 que se requerían cerca de dos mil 500 casas más de Infonavit para cubrir la demanda de solicitudes de los afiliados al programa.
Durante la Asamblea Nacional de Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), celebrada el viernes 20 de enero de 1989, se aprobó un presupuesto anual de dos billones de (viejos) pesos.
La mayor parte del dinero destinado a Tampico se iba a invertir en el sector El Arenal, así lo indicó para este medio, César Saavedra Sánchez, representante de la Delegación Infonavit Tamaulipas, el sábado 04 de febrero del mismo año.
El cometido se cumplió. Hoy en día, conforme avanzamos por las calles de estas tres colonias nos topamos con conjuntos habitacionales donde abundan las macetas y los negocios: hay carnicerías, tiendas de abarrotes, estéticas y papelerías. Se ofrecen servicios de tapicería, además existen verdulerías, pollerías, gimnasios, academias deportivas, tortillerías y panaderías.
Hay escuelas y puestos de tamales, heladitos, chamoyadas, frappés y crepas. Si sabes buscar, en algunos domicilios te leen las cartas, las señoras venden café y pasteles caseros a sus clientes habituales.
Por la tarde-noche los vecinos comienzan a arreglar sus automóviles. Varios de ellos, chóferes de profesión, se volvieron aficionados a la mecánica. A un lado de la banqueta, desmontan los motores y afinan las piezas. Mientras en la cancha de futbol de Cañada se disputa un partido.
Una vecina nos cuenta los inicios de la colonia Cañada-Infonavit
"A mí me gusta vivir a pie de banqueta y no en andador, soy muy desorientada, me perdería con facilidad. Llegué aquí hace casi cuatro décadas, junto a mi esposo, mi hija de 10 años y mis dos hijos, uno tenía 12 y el otro 13”, expresó Catalina Rangel Ricardi en entrevista para EL SOL DE TAMPICO.
“Me casé en 1975 y desde entonces pagaba renta. Pagar renta es una alcancía sin fondo, le echas, pero nunca la llenas. Lo que pagas nunca es tuyo. Como trabajaba decidí solicitar un crédito Infonavit a 20 años, escogí la casa de lado sombra y me entregaron las llaves. Era junio de 1988”, ahondó Ricardi.
“Cuando nos mudamos ya había varios vecinos que llegaron en ese mismo año (1988) y otros se fueron sumando. Desde el principio entablamos una relación amable, pero moderada. Nos juntábamos para celebrar los cumpleaños y las posadas, sobre todo por nuestros hijos e hijas que jugaban juntos. Jugaban después de la comida y de hacer la tarea", continuó Rangel.
Entre los edificios de Infonavit cuando los andadores se bifurcan te encuentras con diversas áreas verdes con bancas, columpios sube y bajas, pasamanos y algunas veces kioscos. Además de canchas deportivas de básquetbol y fútbol.
“Yo me enamoré de este lugar. Claro, al vivir en el tercer piso el esfuerzo físico es considerable, voy a la tienda, se me olvida algo y ya no vuelvo a bajar, prefiero cocinar con lo que tengo. Me gusta aquí también porque no se inunda", comentó la entrevistada.
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Las características geográficas de la zona no la hacen proclive a los estancamientos de agua. El término “cañada” significa, acorde al Diccionario del Español de México (DEM), “terreno situado entre montes, cerros o lomas poco distantes”.
Los caminos en la zona norte de Tampico constan de elevaciones y descensos, por los cuales se abren paso, además de vehículos particulares, las rutas Puertas Coloradas, Circuito Norte, Unidad Modelo y Tampico-Cañada.
En Conjunto Habitacional Arenal, Jesus Elías Piña e Infonavit-Cañada además de casas encuentras puestos informales de ropa; casi a diario se venden tacos de cecina y trompo, antojitos mexicanos, hot dogs, hamburguesas y trolelotes.
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En las colonias de Infonavit tropiezas con gallinas, perros, gatos, gansos y tortugas. La mayoría de los habitantes se conocen de vista y desde hace décadas transitan por la vida entre andadores, escaleras y elevaciones. ¿Por cuál de todos sus pasillos e historias quieres adentrarte?
Con información de Valentina Vázquez