Varias fuentes aseguran que en enero de 1840, los estados de Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila, en asociación con ciudadanos de Texas, buscaron independizarse de México para así fundar su propio sistema de gobierno, dando paso a la República de Río Grande.
La República de Río Grande estuvo conformada por Jesús de Cárdenas a la cabeza y Antonio Zapata, así como Antonio Canales, Juan Molano, Francisco Vidaurri, Manuel de Llano y José Carbajal como parte del gabinete.
Pero, en esta historia solo existe un pequeño detalle: ningún documento legal da fe de tal acontecimiento. Entonces, ¿qué sucedió?
¿Cómo surgió el conflicto?
De acuerdo a la investigación realizada por la historiadora Josefina Zoraida Vázquez, publicada por el Colegio de México, los hechos ocurrieron de la siguiente manera.
Es 1836 y el presidente interino José Justo Corro acaba de derogar, por instrucciones de Santa Anna, la Constitución Política de 1824 y declara como marco normativo en el país el documento llamado “Las siete leyes”. De esa manera, México se convierte de un gobierno federalista (unión de estados soberanos), a un gobierno centralista (un solo estado tiene poder casi absoluto sobre los demás).
Diversos intelectuales, militares y políticos muestran su inconformidad ante la decisión presidencial, entre ellos Tamaulipas y Nuevo León. En septiembre de 1838, el nuevo presidente Anastasio Bustamante, ante las múltiples protestas, decide censurar la libertad de prensa.
Qué tiene que ver la rebelión de Tampico en 1838
Para el 7 de octubre de 1838, el coronel Longinos Montenegro, desde Tampico, Tamaulipas, encabeza una rebelión armada buscando que México se convierta, una vez más, en una federación. Casi un mes después, el 5 de noviembre, Antonio Canales hace lo propio en la Villa de Guerrero.
En ese momento Tampico es el segundo puerto más importante del país y sus ingresos aduanales le brindan a la ciudad una posición privilegiada. El presidente Bustamante, consiente de esta situación, decide cercar el puerto con tropas del gobierno centralista.
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El 1 de febrero de 1839, Mexía, Urrea y Lemus, todos a la cabeza de su propio ejército federalista, deciden marchar hacia la ciudad de México, San Luis Potosí, Zacatecas, Monterrey y Saltillo. Todas las empresas fracasan. Mexía es hecho prisionero y fusilado sin juicio por instrucciones de Santa Anna, el líder de facto en México.
A pesar del golpe militar y emocional, Tamaulipas resiste y nombra a Jesús Cárdenas: “Jefe político del Departamento del norte de Tamaulipas”.
La prensa de Texas interviene en el conflicto
Basados en los testimonios del comandante del ejército de Texas, George Fisher, para el periódico “Valley Morning Star”, el 18 de enero de 1840, se celebró una “Convención” en Casa Blanca, en el estado de Tamaulipas, en la frontera con Texas, en donde los miembros participantes desconocieron la autoridad del gobierno de México, además de exigir una reunión de los estados soberanos para discutir el futuro político de la nación.
Para cumplir sus objetivos, en lo dicho por Fisher, la “Convención” iba a establecer un gobierno provisional conformado por un presidente, cinco consejeros y tres suplentes, los cuales tendrían el poder de organizar un ejército y marchar a la guerra.
En opinión de la historiadora Josefina Vázquez, los medios de comunicación en Texas dieron difusión a la noticia de la presunta creación de la República de Río Grande, para afianzar su separación del Estado mexicano.
El inicio de la debacle federalista
Antonio Zapata, miembro del ejército federalista, es capturado en Morelos por Isidro Reyes y fusilado. Su cabeza fue decapitada y exhibida como trofeo por los centralistas. Era el 29 de marzo de 1840.
El día 8 de abril, Jesús Cárdenas, le escribe una carta al segundo presidente de Texas, Mirabeau Lamar, donde le expone que sus fuerzas armadas federalistas se han agrupado en Ciudad Victoria, como miembros del “gobierno de la frontera norte de México”.
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La relación entre los gobiernos del norte nunca queda clara. Texas no apoya públicamente la causa de los federalistas, pero, los ejércitos de la frontera norte de México contratan los servicios de militares estadounidenses para repoblar sus tropas. Sin embargo, su resistencia es vencida y los federalistas terminan por rendirse.
La Universidad de St. Andrews realizó la transcripción y publicación digital del documento “Convenio del fin del levantamiento de las villas del norte”. El original fue firmado el 8 de noviembre de 1840, en Camargo, Chihuahua, en él los federalistas renuncian a sus pretensiones en bien de la nación y piden que todos los sucesos ocurridos, desde el 3 de noviembre de 1938 hasta ese momento, sean olvidados.
El documento nunca habla de una “República de Río Grande” se limita a señalar la creación de un “gobierno provisional”, el cual se disuelve para evitar la influencia extranjera sobre suelo mexicano. A cambio, el gobierno centralista de México se compromete a cubrir todas las deudas contraídas por los federalistas como consecuencia de su rebelión.
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El convenio fue aceptado por el presidente Mariano Arista y firmado por Antonio Canales, José Carrasco, Juan Margain, Cayetano Montero, Rafael Quintero, Isidro Reyes, Francisco Sepiafino y Manuel de la Viña.
Fue así como la República de Río Grande, que oficialmente nunca existió, se vio disuelta, pero no todo estaba perdido, en 1867, 20 años después de los levantamientos federalistas, “Las siete leyes” centralistas fueron disueltas y México volvió a ser una república.
