Muchas personas rechazan a los adultos mayores por el propio miedo que sienten de envejecer; este temor, de que los años pasen y dejar la juventud, es cada vez más frecuente en las sociedades modernas.
Contrario a las culturas ancestrales, donde los viejos eran referencia de sabiduría y respeto, en la actualidad el rechazo es cada vez más común, incluso entre los integrantes de una misma familia.
Desde siempre, el paso del tiempo ha preocupado al ser humano, algo que no podemos evitar, el transcurso vertiginoso de los años inquieta y provoca una especie de desasosiego y congoja. Pensar en lo que ya no volverá y en la cada vez mayor cercanía a la vejez y la muerte, siendo un problema cuando el tiempo se convierte en una obsesión.
La fobia a envejecer se produce por la aparición de un sesgo cognitivo donde los atributos asociados a la vejez son todos negativos: enfermedad, soledad, pérdida, muerte, incompetencia, inutilidad, pobreza, dependencia, fealdad, entre otros.
La psicóloga clínica Erika Leal de la Mora dio a conocer que “si lo vemos del lado externo es como me voy a ver al llegar a mi vejez, además de factores sociales y económicos”.
Aunque las condiciones en que hoy se envejece es diametralmente distinta a la de hace unas décadas, “es muy diferente la calidad de vida, ya no va a ser la misma que tuvieron nuestros abuelos y padres. El miedo es a dónde voy a vivir, quién me va a cuidar, porque algunos decidieron no tener hijos y dónde acabaré mis días”.
Un factor cultural
El desarrollo de la gerascofobia se considera un factor cultural basado en la actual concepción negativa de lo que implica ser una persona mayor, ya que lo desconocido hace que nuestra mente adelante todos los peligros que puede esconder esa realidad. Por tanto, si la única información que recibimos es negativa, esta va a reafirmar nuestros miedos y pensamientos irracionales.
La idea de la juventud ideal y valores a los que se le da importancia en la sociedad, como la imagen o el aspecto material, influyen en el culto al cuerpo y la belleza como sinónimos de calidad de vida y bienestar.
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La profesionista de la salud mental alude otros factores que pueden originar gerascofobia como la situación personal, el miedo a envejecer de forma patológica, el rechazo de la soledad o la manera en que afecte físicamente el paso del tiempo.
La aparición de alguna patología psicológica previa al padecimiento de alguna situación traumática en el pasado, también son posibles causas de desarrollar esta fobia irracional.
La crisis de los 40s
Este miedo se refuerza de manera constante, con los estigmas sociales y los cánones de belleza que la sociedad impone.
“Por ejemplo, los cambios en la apariencia de uno mismo, la disminución de los reflejos, la pérdida de fuerza y movilidad, los cambios en los órganos de los sentidos o la alteración en algunos patrones de personalidad, hacen que la persona sienta al mismo tiempo que envejece, que no puede evitar que suceda. Esto retroalimenta el malestar emocional y la ansiedad”, dijo la entrevistada.
Esto genera que muchas personas al llegar a los 40 acuden al gimnasio para mantenerse en forma y se preguntan ¿ya llegué a la mitad de mi vida?, analizando qué han hecho de ella.
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Las actitudes negativas hacia la gente mayor están relacionadas con estereotipos como el edadismo, que hace referencia a la discriminación por la edad.
“Debemos tener la imagen de que la mayor parte de las personas envejecen de forma exitosa y competente, es decir, que llegan a esta etapa de la vida con buenas capacidades a nivel físico, psicológico y social”, sostuvo.
Leal de la Mora explicó que si el miedo a envejecer se convierte en una obsesión es necesario acudir con un especialista para tratarse y aceptar la realidad, ya que esto le permitirá tener una mejor calidad de vida y llegar a esta fase de la vida dignamente.
Sintomas
- Palpitaciones
- Taquicardia
- Sudoración
- Temblores
- Dificultad para respirar
- Opresión torácica
- Mareos
- Dificultad para dormir
- Tendencia a evitar aquello que esté relacionado con la vejez
- Pensamientos ansiosos intrusivos, sesgados y desadaptativos
- Tratamiento
- cognitivo-conductual
Mediante diferentes estrategias se enseña a la persona a detectar los pensamientos, las emociones y las conductas relacionadas con este miedo, se analizan para poder sustituirlos por otros más funcionales y adaptativos.
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“Los cambios en la apariencia de uno mismo, la disminución de los reflejos, la pérdida de fuerza y movilidad, los cambios en los órganos de los sentidos o la alteración en algunos patrones de personalidad, hacen que la persona sienta al mismo tiempo que envejece, que no puede evitar que suceda”.
Personas con excesiva preferencia por lo relacionado con el cuidado del aspecto físico son los más propensos a padecerlo.