EL 20 de agosto de 1924 nació Alfredo Lorenzo Reyes en Ciudad Madero, Tamaulipas, y 100 años después sus hijos, nietos, bisnietos y tataranietos se reunieron para celebrar el cumpleaños de este centenario.
Don Lorenzo, que festejó sus primeros 100 años comiendo mole y tamales, compartió su secreto para vivir tantos años con buena salud y lucidez.
“Nací en 1924 y no ha habido cigarrito, es malo agarrar el chupe del vino y aguardiente, nunca hubo nada de eso, tal vez eso me ha ayudado a estar bien físicamente...y voy por más”, dijo.
El hombre que nació en la colonia Felipe Carrillo Puerto explicó que se dedicó a trabajar en el ramo de la construcción, la pesca y en la cosecha en Estados Unidos.
Toda la vida leyendo El Sol de Tampico
Don Alfredo, quien tiene 12 hijos, 72 nietos, 180 bisnietos y 20 tataranietos, recordó que toda su vida ha leído EL SOL DE TAMPICO y que ahora sólo su vista cansada es lo que le impide cumplir con esta actividad que ha hecho desde la década de los 50, cuando esta casa editora se instaló en en puerto.
“Yo leía EL SOL DE TAMPICO, me lo traían y me lo dejaban ahí en la ventana, yo siempre lo leía, ahora ya no puedo hacerlo como antes por la edad, pero siempre me lo traían”, relató el hombre que ahora fue entrevistado por este medio.
Apuntó estar agradecido con Dios por haberle permitido tener esta vida y llegar a los 100 años.
“Me ayuda y me cuida, lo alabo y lo bendigo. Le doy gracias a Dios cuando voy a comer. El texto bíblico dice: Honra a tu padre y a tu madre y tendrás larga vida. Siempre estuve pendiente de ellos, aquí estoy, todavía”, afirmó don Lorenzo que perteneció a una familia de seis hermanos, de los cuales él es quien está con vida.
La historia de amor con Petrita
El día 1 de junio de 1972 en la colonia Obrera, doña Petrita conoció a don Alfredo, él la saludó y ella respondió con educación, a partir de ahí inició una amistad que duró dos años.
“Yo ya no quiero ser tu amigo, le dije ¿ya te perjudiqué mucho? No, ya no quiero ser tu amigo, ahora quiero ser tu esposo. Vino a pedir mi mano con mi hijo y ya él le dijo que sí, y pues ya bien contento se vino a vivir aquí, desde hace 50 años”, compartió Petrita que tiene 96 años de edad.
Aseguró que ella es feliz con su esposo y sus hijos. “Yo le digo a él que lo quiero mucho, que lo quiero mucho más que ayer. Que Dios nos deje vivir otros años más. A mí me gusta platicar lo bueno, a mí no me gusta platicar amarguras".
Pidió a las parejas no evitar tener hijos ya que considera que son joyas que envía Dios. “Problemas hay muchos cada día en un matrimonio. Nunca busquen a un varón perfecto, busquen un hombre respetuoso y responsable”.
Aconsejó a los matrimonios evitar pelearse frente a los hijos para que se eduquen en el respeto. “Que te peleaste con el marido, sonríele, y al rato cuando ya no estén los hijos agárrense del chongo, pero delante de los hijos jamás discuta una mujer con un hombre porque eso va a perjudicar a los hijos”, recomendó la señora.
De construir las Escollerras de playa Miramar a bracero
Con pico y pala trabajó en la construcción de las Escolleras de Playa Miramar, sitio considerado como uno de los principales sitios turísticos de Tamaulipas.
“Empecé de peón de pico y pala, como dicen, pero un señor me puso de ayudante en una revolvedora de 12 toneladas. Después me tocó manejar la revolvedora esa. Ahí estuve manejándola, pero no sé qué pasó que tuve que irme de bracero”, recordó.
Detalló que en Estados Unidos radicó en Wisconsin, donde trabajaba de día recolectando frijol tierno y por la noche en el ramo de la construcción.
“Aquí en Ciudad Madero me tocó usar el tranvía, había un puente, por ahí iba uno para la playa, y entraba uno”, indicó.
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Como un libro abierto y lleno de relatos Don Alfredo recordó cómo un ciclón levantó los techos de la colonia. "Pegó el ciclón tan fuerte, levantó el techo en la esquina, yo acá estaba en la casa de mi mamá, el techo cayó, había un cuarto así allá y la casa, y el techo voló, y ahí amaneció el drone, oiga, levantó el techo y lo aventó hasta allá, atravesó la calle y quedó entre la casa y e1 cuarto que estaba ahí, pero el ciclón fue fuerte"
“Había una refinería de aquel lado, en La Barra, y ahí pasaban dos trabajadores y allá había un señor que estaba cerca de la playa, pesqué con él varios años, pescábamos robalos bien bonitos”, puntualizó.
La fiesta por el Centenario
En la casa familiar que Don Alfredo construyó con sus propias manos, algunos de sus hijos se dieron cita para festejar estos 100 años; hubo comida, globos, música y sobre todo la intención de no olvidar este momento.
Hasta este lugar viajaron hijos que residen en este país y Estados Unidos, además de Sara quien vive a unas cuadras de la casa de sus papás.
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“Les paso la dieta de mi papá, es café con leche con un cuartito de pan, a las 12:00 hay que darle su guisado y por la noche otro café con un cuarto de pieza de pan y, ya muy exagerado, un taco”, detalló.
De esta forma, junto a su descendencia y tomados de la mano, doña Petrita, quien lució un alegre vestido con estampado de girasoles para combinar con el amarillo de la camisa de su esposo, aún suspira por aquel caballero que conoció en la colonia Obrera.
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Oiga, ¿y hasta cuándo van a estar juntos?, preguntó el reportero a la señora. “Hasta que Dios nos separe, y si nos lleva juntos, juntos seguiremos allá en el reino del Señor”.