Más de 21 millones de vochos después, la compañía Volkswagen decidió fabricar el último. La fecha exacta: 30 de julio del 2003, hace 20 años. Cerraba un capítulo en la historia del automóvil y el transporte. Fue el modelo Última Edición, una serie de apenas tres mil de estos vehículos.
La ciudad de Puebla fue el último lugar del planeta en fabricar el Volkswagen Sedán. Era tal la importancia de este hecho, que el ensamble del último vocho se transmitió por vía satélite desde México para la televisión mundial.
La ceremonia del adiós
La ceremonia oficial de despedida recibió el nombre de “Cierre de producción del sedán”. Al interior de la planta de Puebla estaban los directivos mexicanos y alemanes, junto a los colaboradores. Al centro se veía el auto del siglo, el último de los últimos, en su parabrisas se leía la leyenda “Volkswagen de México, Último Sedán del Mundo, 30 de Julio 2003”.
El maestro de ceremonias inició diciendo: “Todo vocho tiene una historia y cada historia tiene un final”. Presentó a los directivos de la compañía, al líder sindical y agradeció a los colaboradores su presencia.
Los mariachis amenizaban con el "Son de la Negra", dando paso al momento más simbólico. El director de calidad se acercó al vocho para revisarlo: abría y cerraba las puertas, levantaba la tapa del motor, palpaba la carrocería. Finalmente, convencido de que la fabricación cumplía los estándares de calidad, procedió a pegar una etiqueta en el parabrisas. Oficialmente, el último de los vochos había aprobado su inspección y estaba listo para salir al mercado.
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Sonaron los aplausos y se procedió a colocar la placa en el auto, con el texto: VWM, 21,529,464,
Las porras desbordaron por parte de los colaboradores, quienes a todo pulmón exclamaron: “A la bio, a la bao, a la bimbombá… México, México, te recordará”.
Después el presidente de Volkswagen México dirigió unas palabras, era una ceremonia con algo de tristeza y celebración. Y aunque oficialmente se terminaba la producción, advirtió “...pero el vocho seguirá presente en las calles de todo México”. Por último la foto del recuerdo, mientras el mariachi entonaba la clásica de José Alfredo: El Rey.
Ese último vocho inició un largo viaje, cruzó el Océano Atlántico para llegar al museo de Volkswagen en Wolfsburg, Alemania, donde lo ubicaron junto al prototipo ¡de 1936!. Mientras otro vehículo llegó hasta el Museo del Vaticano, institución que entonces se encontraba al mando del Papa Juan Pablo II.
La campaña publicitaria de esta edición conmemorativa fue intensa, un eslogan se queda en la memoria, que resumía el sentimiento de los mexicanos y del mundo hacia esta pérdida: “Es increíble que un auto ocupe un espacio tan pequeño. Y deje un vacío tan grande”.
Y finalmente los concesionarios Volkswagen en México recibieron las unidades. En Tampico había dos establecimientos, uno sobre el bulevar López Mateos, que prácticamente ocupó toda su sala de exhibición para mostrar estos vehículos. No faltaron los aficionados a los vochos que aprovecharon para tomarse la foto del recuerdo.
Mientras la concesionaria en la prolongación de avenida Hidalgo puso uno de estos vochos en su fachada, adornando su parabrisas con la palabra ¡adiós!
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Una pieza de museo
Uno de estos vochos que llegaron al puerto fue adquirido por el empresario Carlos Dorantes del Rosal para engrosar su colección. Una pieza que hoy podemos admirar en el Museo del Automóvil y el Transporte de Tampico.
Su directora, Paola Rodríguez, explica para EL SOL DE TAMPICO, “Nuestro Vocho Última Edición es un auto como salido de agencia, prácticamente nuevo, sin modificaciones, no ha participado en carreras, es sólo de exhibición”. Y para tener ese aspecto radiante, la directora del MATT nos indica que “Todos los coches del museo reciben un mantenimiento especial, diariamente se enceran, se aplican productos especiales para prevenir la humedad de la zona, los lunes se encienden sus motores; en este vocho se lavan sus características caras blancas de las llantas”.
Los fanáticos del sedán
En el 2003, el señor Hernán Begines Ruiz era ya un fanático declarado de los vochos. Veinte años después recuerda como si fuera ayer cuando dieron la noticia de este vocho especial “mi esposa me insistía mucho en que compráramos el Última Edición, pero la verdad no me animé, no me convencía”.
Y es que a él no le gustaba la línea de diseño moderna que lucía el auto, pues prefería los clásicos. Una decisión de la que hoy se arrepiente, pues tendría un auto emblemático. Pero se consuela con los vochos y el Brasilia que hoy posee.
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Y concluye “Todos los vocheros vemos con admiración a la gente que tuvo la certeza de comprarlo y conservarlo. Es muy cotizado a nivel mundial. Ninguno de mis amigos tiene uno y la gente no los quiere exponer en exhibiciones; los mueven en grúas, los cuidan como el oro”. Precisamente en el pasado evento de vochos, el Vintage Fest 2023 en la Laguna del Carpintero, se mostraban unos 200 vochos, sin embargo, ninguno Última Edición.
Al mismo tiempo, en entrevista con el vochero Omar Cedillo Martínez, nos comentó que él aprovechó las últimas ediciones “dosmileras” y en el 2004 adquirió por catálogo de agencia quizá uno de los últimos sedanes comunes, con su clima original y fuel injection. Un modelo que fue personalizando a su estilo y que hoy lo conserva y muestra en las exhibiciones.
Hace 20 años los empleados de la Volkswagen en Puebla, despidieron al vocho diciéndole entre porras “México siempre te recordará”, y tenían razón.