El cementerio de la Santísima Trinidad de Tampico es una extensa galería de arte sacro, al observarse piezas religiosas contemplando el descanso de los difuntos. Sin embargo, este tipo de obras es una tradición que se va extinguiendo.
A esta clase de esculturas funerarias se les engloba en el arte sacro. Una forma de expresión de carácter ritual, que tienen el propósito de representar a los diferentes santos característicos de la situación.
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Ejemplos claros que tenemos son los querubines: ángeles caracterizados con la estructura de niños, ya sea a cuerpo completo o a medio torso. Los cuales suelen usarse para resguardar las tumbas de los niños.
Con el uso de estas figuras se busca representar el carácter del difunto de acuerdo con tradiciones cristianas, con el empleo de teatralidad en el detalle.
Cinco siglos realizándose esta tradición
En el Siglo XIX el cementerio adquirió un papel importante en la vida urbana. Al punto de ser requerimiento para considerar a un sitio una ciudad. Ya que más allá del significado religioso, era una cuestión sanitaria que debía tratarse en conjunto por los miembros de la zona.
Sin embargo, fue en los Siglos XV y XVI donde esta labor adquiere un tinte más emblemático, buscando siempre destacarse con las hermosas estructuras que se lograban.
De acuerdo con el Museo Nacional El Prado, por ejemplo, Egas Cueman, uno de los artistas más emblemáticos de la época, fue el encargado de elaborar la Puerta de los Leones de la catedral de Toledo. Posteriormente sería de nuevo contratado para elaborar una estructura del prior fray Gonzalo de Illescas, en el funeral de este mismo.
¿Cuándo llega esta tradición a México?
La llegada de la conquista española a tierras mexicanas trajo consigo el arte funerario, el cual, logra fusionarse con representaciones luctuosas del mundo prehispánico.
En un terreno poco explorado por nuestros ancestros se toman las ideas del cielo, el infierno y el purgatorio de la colonización, de acuerdo con el Museo Nacional de la Muerte, en Aguascalientes.
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Aun así, con el pasar de los años esta armonía de tradiciones fue llegando a su fin, debido al recelo que tenían hacia la muerte en la ola europea. Es sataniza esta imagen venerada por la cultura indígena.
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Para 1875 se inaugura el primer panteón civil, donde algunos miembros de la comunidad indígena, que preservaban sus creencias utilizan este sitio como un rito donde se proponían en adornar las tumbas con altares y ofrendas, y donde, además, se desarrolla un arte sacro, como el del cementerio de Tampico. La tradición que se va perdiendo.