En México, la noche del 15 de septiembre se celebra el Grito de Independencia, rememorando a Miguel Hidalgo y Costilla. Acompáñanos en este recorrido histórico para descubrir cómo se vivieron las fiestas patrias en Tamaulipas a inicios de los años 50. Hay historias de inundaciones, caminos obstruidos y crisis petrolera.
El 15 de septiembre de 1951, horas antes de que Manuel Guzmán Willis, entonces presidente municipal de Tampico, repicara la campana en el Palacio Municipal, los ríos Mante, Comandante, Guayalejo y Limón, en el sur del Estado, seguían desbordándose. Se temía que en cualquier momento el municipio de Mante quedará bajo el agua.
El ambiente durante la fiesta de Independencia de 1951
Es momento de trasladarnos a la Hemeroteca de EL SOL DE TAMPICO, buscar entre los anaqueles la edición de septiembre de 1951 y abrirla en la sección del sábado 15 de ese mes. ¿Pueden percibir el aroma de las hojas amarillentas cubiertas de tinta negra?
A nivel internacional, Estados Unidos proponía la inclusión de Grecia y Turquía en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
En la región de la Huasteca, ocho mil personas del norte de San Luis Potosí se mudaron temporalmente a la parte alta de la ciudad, buscando alejarse lo más posible de la presa Gonzalo N. Santos, que estaba a punto de sobrepasar sus límites.
El agua del río Santiago cubrió las vías del tren de San Luis Potosí a Tampico en los kilómetros L-263, 291 y 292.
En Matamoros, ciudad fronteriza del norte de Tamaulipas, se vivía una oleada de contrabando de autos a través de talleres presuntamente coludidos con las autoridades.
Los festejos independistas de 1952: el campo, el petróleo y el agua fueron protagonistas
El lunes 15 de septiembre de 1952, esta casa editora informaba sobre la reforma agraria propuesta por Adolfo Ruiz Cortines, presidente electo de la época, quien prometía su entrada en vigor cuando ascendiera a la silla del águila el 1 de diciembre.
“La reforma agraria es una nueva estructuración económica y jurídica con alcances sociales y políticos. De ella derivan la liberación y la dignificación del campesino; la abolición de las remanencias esclavistas; la modificación y tecnificación de los sistemas de explotación del campo”, expresó en ese entonces Ruiz Cortines.
Después de solucionar el conflicto entre el Sindicato Petrolero de la sección tres y los técnicos de Petróleos Mexicanos en el municipio de Ébano, en San Luis Potosí, Antonio J. Bermudez, director de Pemex, inauguró la planta Dubbds, en la refinería de Ciudad Madero.
Por su parte, Armador Orta Guerrero, secretario General del Comité Coordinador de Trabajadores al Servicio del Estado, envió una carta a Horacio Terán, gobernador de Tamaulipas, solicitando la prohibición de pulquerías en la ciudad. En palabras de Guerrero: “Tampico no puede ser invadido por el vicio”.
Simultáneamente, los vecinos de la avenida Ejército Nacional, aún en construcción, se enteraron de que el Gobierno estatal se haría cargo de pagar las indemnizaciones correspondientes por el terreno cedido para la vía de comunicación.
A las 23:00 horas de ese día, Manuel Jiménez San Pedro, alcalde de Tampico, salió al balcón del Ayuntamiento a dar el grito de Independencia. Lo hizo mientras la ciudad permanecía parcialmente incomunicada y hundida.
En la zona Centro, el agua circulaba libremente por la avenida Ferrocarril, las calles Ribera, Aquiles Serdán, Aduana, Álvaro Obregón y Flores. Mientras que los habitantes de las colonias Lauro Aguirre y Guadalupe salían de sus hogares rumbo a zonas secas. Además, la carretera Tampico-Tuxpan se encontraba sumergida en el trecho de San Diego, Veracruz.
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Lo anterior era resultado de la presencia de un ciclón tropical en el Atlántico y la creciente en el río Pánuco.
El escenario climático estuvo acompañado del destrozo de cristales en las inmediaciones de la Plaza de Armas, por un valor estimado de 15 mil pesos. Además del robo en la Joyería Casa Moran por un costo aproximado de dos mil 200 pesos de la época.
1953: El adiós a la refinería de Árbol Grande
Por la mañana del martes 15 de septiembre de 1953, la Asociación Algodonera Mexicana anunciaba la conclusión de las labores de despique de la fibra textil. En total se consiguió una cosecha de 140 mil 919 pacas. Aunque el número era alto, la verdad es que representaba pérdidas considerables para la industria.
Una sequía extrema prolongada en el norte de Tamaulipas provocó que se perdieran las dos terceras partes de las parcelas de algodón.
A las 09:45 horas de ese día, Antonio J. Bermudez, director de Pemex, aterrizó en el puerto de Tampico para dirigirse a una asamblea con la Sección 21 de Petroleros. La noticia que allí se comunicó era un rumor que venía creciendo: mantener la refinería de Árbol Grande era incosteable para la industria.
En la sesión se notificó de manera oficial a los trabajadores de la zona conurbada de Tampico que serían trasladados a la refinería de Salamanca, en Guanajuato. A pesar de que se temía una reacción adversa por parte del personal, Bermudez declaró a esta casa editora: “Mantuvieron el porte en todo momento”.
Al parecer las fechas patrias de 1953 se dieron en un entorno social adverso. En Tampico, Jesús L. Morán, presidente municipal, solicitaba a la población respetar la distribución de maíz y frijol pactada, ya que tanto el cereal como la legumbre escaseaban en la región.
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La situación de insuficiencia de alimentos era el resultado de la huelga del vapor Uxmal, que transportaba ocho mil toneladas de maíz, pero se negaba a zarpar del puerto de Veracruz, ya que la compañía “Fomento de Yucatán”, a la cual pertenecía, no había cubierto los salarios de la tripulación.
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Hasta aquí llega nuestra historia sobre las celebraciones patrias durante los primeros años de la década de los 50. Más de medio siglo ha transcurrido desde aquellos días, y pese a las inundaciones, el cierre de “Árbol Grande”, la escasez de alimentos y la pérdida de cosechas, Tamaulipas ha resistido y sigue gritando: ¡Viva México!