Entre las pocas expresiones culturales de los antiguos huastecos que sobrevivieron a la conquista, se encuentran las esculturas de las diosas Teem, manifestaciones plásticas ligadas a su cosmogonía, a las que antropólogos y arqueólogos han vinculado con el culto a la fertilidad.
Las estatuillas se pueden distinguir de otras piezas elaboradas por dicho grupo cultural por representar a mujeres desnudas, generalmente con los pechos y las caderas abultados.
“Hay tanto en representación de figurillas de arcilla pequeñas, como otras que son muy emblemáticas, que son esculturas de arenisca”, explicó el encargado de despacho de la crónica municipal Josué Iván Picazo Baños.
El investigador indicó que, de acuerdo con el arqueólogo Gustavo Ramírez Castillo, se tiene registro de las figurillas de arcilla de mujeres, que asemejan estar embarazadas, desde el año 1400 antes de nuestra era.
Muestran atributos de mujeres embarazadas
El historiador recalcó que, como ocurre con muchos temas de la antigua cultura huasteca, no se sabe mucho al respecto sobre estas figurillas, pero algo pueden revelarnos las interpretaciones que se han hecho respecto a su simbología, a la se ha asociado con atributos referentes a la fertilidad.
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“Tienen características muy definidas, por esta expresión, por ejemplo, de embarazo o de los pechos como de una mujer que va a amamantar o que lo está haciendo”, dijo Picazo Baños a EL SOL DE TAMPICO.
Y añadió: “Suelen ser torsos desnudos, y las manos las tienen sobre el vientre, lo que hace pensar que se trata del gesto de una mujer embarazada”.
Otras de las características de estas piezas, es que suelen aparecer con un tocado semicircular sobre la cabeza. “A veces es como una especie de resplandor. También pudo haber sido la representación de algún ornamento, que en aquel tiempo se habría hecho de papel, o de vegetación, o plumas, quizá”.
Culto a la fertilidad de la tierra
El cronista detalló que la relación de las figurillas con el tema de la fertilidad se vincula debido a que mucha de la cosmogonía de los huastecos estaba relacionada con el ciclo de la vida.
“Los huastecos eran un pueblo agrícola que parte de su cosmogonía se basaba en la dualidad respecto a la muerte y la vida, en la regeneración, un ciclo que se observaba en la naturaleza y que observaban también en la producción de sus cosechas, principalmente del maíz”, dijo.
A esto se suma, refirió, a otras representaciones creadas por los huastecos como la elaboración de esculturas realistas de falos.
“Representaban el falo un poco como expresión de la fertilidad, como instrumento para hacer que la tierra produzca, como en la reproducción humana. Por ejemplo, Guy Stresser-Péan todavía observa en algunas comunidades de la Huasteca, ceremonias en torno a estas esculturas; por ahí va la interpretación que se ha hecho”, expresó.
¿Una sola diosa madre o distintas diosas?
Picazo Baños de igual modo refirió que entre los investigadores todavía no se llega a un consenso respecto a si estas estatuillas son representaciones de diosas distintas, advocaciones, o si se trataba de una sola diosa madre.
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“Durante mucho tiempo estas esculturas, aunque fueron halladas en la Huasteca, se identificaban o se les daba nombre a partir del panteón mexica, desde diosas que se conocían o cuyo culto fue registrado por los evangelizadores, por los cronistas, que platicaron más bien con los informantes del centro de México”.
De manera que a muchas de estas diosas se les nombró como advocaciones mexicas ya sea Xochiquetzal, Tlazoltéotl, o Ixcuiname, aunque dentro de la cosmogonía mexica, cada una tenía atributos distintos.
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Respecto a Tlazoltéotl, Picazo Baños indicó que se piensa que las diosas Teem inspiraron a esta diosa de los nahuas, a la que se le asocia con la purificación, pero también con el sexo, y con el pecado, y cuyo culto sigue presente en comunidades indígenas contemporáneas de la Huasteca. “De alguna manera estas diosas madre siguieron presentes en la cultura mexicana”, concluyó.