Cuando la actual ciudad de Tampico se fundó el 12 de abril de 1823, la habitaban 25 familias. En ese momento, la región de clima cálido subhúmedo estaba repleta de humedales. En 2020 vivían en el municipio aproximadamente 297 mil 373 personas.
En 2024, se considera que los humedales están en franco deterioro, lo cual pronostica una crisis ambiental. De acuerdo con especialistas biológicos, diversos factores, incluido el crecimiento poblacional, urbano e industrial de la zona conurbada de Tampico, Madero y Altamira, propiciaron un incremento en los niveles de contaminación y explotación de los recursos naturales, poniendo en riesgo el equilibrio ambiental de la zona y, con ello, la calidad de vida de la ciudadanía.
Importancia de la conservación de los humedales
La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural indica que los humedales son “zonas de tierra donde la superficie del suelo se cubre de agua, ya sea dulce, salada o salobre, de forma permanente o estacional, el tiempo suficiente para que prospere flora acuática”. Los humedales son zonas de transición entre la vida terrestre y acuática, por ejemplo, ríos, lagunas, pantanos, lagos, ciénagas y estanques.
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En el caso de Tamaulipas, en los humedales del sureste, la flora acuática característica es el mangle, plantas leñosas que conforman bosques. En entrevista para El Sol de Tampico, Jorge Luis Martínez Ávila, biólogo, nos explicó la importancia de estas áreas naturales y su vegetación: “Los humedales costeros cumplen una función vital para la humanidad y la vida en la Tierra en general. A su vez, los manglares son imprescindibles para este tipo de ecosistemas, pues representan una barrera natural que protege contra inundaciones, huracanes, previene la erosión del suelo y regula la temperatura”.
Alteraciones en el ecosistema de la zona conurbada de Tampico
De acuerdo con el ensayo “Los humedales del sureste de Tamaulipas: un prioritario sistema lagunario ignorado y amenazado”, firmado por Jorge Luis Martínez Ávila y Juan Antonio García Sala, de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Autónoma de Nuevo León, el ecosistema de la zona conurbada de Tampico ha sido drásticamente alterado, y el equilibrio ambiental de la región del sur de Tamaulipas y norte de Veracruz está en riesgo.
Muestra de ello, apuntan Martínez Ávila y García Sala, es la sequía experimentada en 2024, que provocó el vaciamiento de presas y los cortes de agua que afectaron la zona. La escala hidrométrica de la Laguna del Chairel reportó una reducción de 30 centímetros. En tanto, el río Tamesí presentó un nivel de profundidad de un metro.
Los cuerpos de agua de la región se están convirtiendo en islas de hábitat. Los autores explican que se están transformando en áreas aisladas dentro de la civilización, lo cual provoca la migración o desaparición de la fauna y el deterioro de la flora. Una de las especies más afectadas es el manglar.
La importancia del manglar para Tampico
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales explica que en México existen cuatro tipos de mangles: rojo, negro, blanco y botoncillo. Además de propiciar la recarga de los sistemas acuíferos, actuar como filtro biológico para la purificación del agua, reducir la erosión del territorio costero y ser hábitat de múltiples especies, su labor primaria es fungir como una barrera natural contra inundaciones.
Ávila y Sosa sostienen que, en el caso del manglar de la Laguna del Carpintero, si el cuerpo de agua continúa volviéndose una isla de hábitat, es decir, un lugar natural rodeado por construcciones urbanas que no le permiten “respirar”, el deterioro genético del manglar podría provocar la desaparición de la riqueza natural de uno de los sitios turísticos más importantes del municipio.
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La ciudad de Tampico fue edificada sobre humedales, suelo transitorio entre el ecosistema terrestre y acuático. La pregunta que queda en el aire es si los habitantes de hoy están cuidando el suelo terrestre y acuático que posibilita y sustenta su existencia.