El asesino de las orcas

Un contaminante industrial altamente tóxico, prohibido desde 1970, está poniendo en peligro la supervivencia de las orcas por su efecto nocivo en la fertilidad

EUROPA PRESS N. S.

  · domingo 11 de noviembre de 2018

Como si no bastara con cazarlas, la actividad humana también está envenenando a las ballenas. El culpable es un contaminante industrial prohibido desde la década de 1970, con un efecto nocivo sobre la fertilidad de esos animales. Las ballenas son criaturas fascinantes: gigantescas, inteligentes y muy sociables, incluso hasta más sociables que los propios humanos.

Un estudio publicado en la revista Science entrega datos sobre la última amenaza para esos enormes mamíferos acuáticos. Poblaciones enteras de orcas podrían estar en peligro porculpa de una sustancia tóxica llamada bifenilpoliclorado (PCB). Según un equipo internacional de investigadores, los más afectados son especímenes de las aguas de Brasil, Gibraltar e Islas Canarias, además de algunas regiones del Reino Unido, Japón y el noreste del Pacífico.

El PCB forma parte de los organoclorados, posiblemente el grupo más conocido entre los 12 peores contaminantes industriales. Traducido del inglés, “la docena sucia” o “los doce impuros”, incluyendo los pesticidas, sustancias utilizadas en fábricas y subproductos de los procesos de combustión- han sido prohibidos en todo el mundo bajo el Convenio de Estocolmo sobre contaminantes orgánicos persistentes, desde el 22 de mayo de 2001.

A pesar de haber sido prohibido desde los años 70, época en que entró en vigor el tratado internacional, el PCB continuó siendo empleado en muchos países, en la producción y utilización de componentes electrónicos. El compuesto era muy apreciado como aislante, por ser difícilmente inflamable, químicamente estable y no conducir electricidad.

Empleado sobre todo en los condensadores encontrados en gran número de aparatos eléctricos, el bifenilpoliclorado también se encuentra en motores o dispositivos hidráulicos, además de productos de plástico y caucho, pigmentos e incluso en papel para fotocopias.

En seres humanos sometidos a contacto prolongado, la sustancia desencadena diversos síntomas directos de intoxicación, como la caída del cabello y la irritación de la piel. También daña el sistema nervioso y reproductivo, y es considerado un elementocancerígeno.

Apodadas “ballenas asesinas”, las orcas pertenecen en realidad a la familia de los delfines. Los científicos liderados por Jean-Pierre Desforges, de la Universidad de Aarhus, en Dinamarca, examinaron los niveles de PCB en 351 especímenes. Su tejido adiposo presentaba concentraciones de hasta 1.300 miligramos de PCB por kilo, una cifra alarmante si se considera que 50 miligramos por kilogramo bastan para perjudicar la fertilidad y el sistema inmunológico.

Las más contaminadas son las poblaciones en las cercanías de las áreas industriales. A partir de los niveles de intoxicación ambiental documentados, los investigadores desarrollaron un modelo simulando su progresión futura. La conclusión fue que 10 de un total de 19 poblaciones de orcas podrían ser diezmadas por el PCB en los próximos 100 años.

Las altas concentraciones del compuesto influyen en reducción de la prole. “En las áreas contaminadas es raro que se observen orcas recién nacidas”, confirma la coautora del estudio, Alisa Hall, de la Universidad de Saint Andrews, en Escocia. En los casos extremos, el contingente de orcas puede estar extinto dentro de 30 a 40 años.

Los científicos enfatizan que muchos otros contaminantes ambientales también pueden perjudicar a los animales, por ejemplo sustancias a base de organofosfato, ácidos perfluoroalquílicos (APFA) y naftalinas policloradas (PCN). “Todas las sustancias tóxicas que producimos terminan llegando al mar”, advierte Joseph Schnitzler, de la Escuela de Veterinaria de Hannover.


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