Comer recalentado tiene sus fieles partidarios, incluso hay quien señala que la cena de Navidad y Año Nuevo sabe mejor cuando se disfruta por la tarde del día siguiente. No obstante, esta práctica común en miles de hogares mexicanos, es un arma de doble filo, o puede cambiar el mundo o tener severos impactos en la economía y en el medio ambiente.
¿Cómo algo tan rico puede hacer daño?
El problema no es el recalentado en sí, sino el desperdicio de alimentos. El área de Divulgación de la Ciencia de la UNAM establece que durante las fiestas decembrinas, los desechos de comida en el país aumentan casi al doble. El problema: muchos de esos recursos fueron mal aprovechados.
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Desperdiciar comida conlleva efectos adversos en el campo de la agricultura, en la estabilidad económica y en el buen mantenimiento de la atmósfera.
Se invierten miles de litros de agua en el cultivo de la comida que se desperdicia. Por ejemplo, la producción de un kilo de carne requiere 15 mil litros y el cultivo de un kilo de granos de trigo precisa 1500 litros de agua.
Los alimentos malgastados en el país ocupan el 18% de las tierras de cosecha y equivalen al 21% de los rellenos sanitarios.
Aunado a ello, generan más de tres millones de toneladas de gases de efecto invernadero. La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), establece una relación directa entre estos componentes gaseosos y el calentamiento global. A mayor presencia de gases, la tierra se calienta cada vez más.
El problema del desperdicio alimentario en México
De acuerdo a reportes de la BBC, en México se desaprovechan al año 94 kilos de comida per cápita. Las personas invierten su capital en la compra de insumos que no consumen ni disfrutan en su totalidad, los cuales terminan en la basura. Es la definición de un mal empleo de recursos financieros.
El Banco de Alimentos de México (BAMX) confirma estas cifras. Sus reportes señalan que un total de un tercio de los alimentos fabricados y adquiridos en el país, son malgastados tanto en los hogares, como en negocios de comida y tiendas de comestibles.
¿Cuál es la solución al problema?
Ante todo, nadie se opone a disfrutar de un buen recalentado. Lo importante es fomentar un buen uso de la comida. La BBC aconseja las siguientes medidas:
- Calcular las cantidades necesarias para preparar las cenas de Navidad y Año Nuevo
- Realizar compras planificadas
- Verificar la fecha de caducidad de los productos
- Evitar tirar comida a la basura solo por su apariencia
- Mantener el refrigerador a una temperatura de 5 °C
Por su parte, el Gobierno de México fomenta la donación de alimentos a instituciones civiles o gubernamentales.
En conclusión, todos podemos disfrutar de un rico recalentado en nuestros hogares sin comprometer nuestra salud económica ni propiciar un daño al medio ambiente. Al contrario, dejando el plato limpio de comida podemos cambiar el mundo (y a nuestra cintura).
El problema del desperdicio de alimentos en época de Navidad y Año Nuevo es real e importante, a tal punto que diversas organizaciones explican por qué afecta de manera adversa a la sociedad mexicana. Ahora, sin culpa, puedes comer otro plato de recalentado, todo sea por el bien de la humanidad.