En Singapur no se andan con juegos en lo que se refiere a la prohibición de estupefacientes. Un hombre que hace tres años trasladó un kilo de marihuana de Malasia a Singapur va a ser ahorcado después de que su apelación contra la condena y la sentencia fuera desestimada por el tribunal supremo de ese país.
NEGÓ CONOCER EL CONTENIDO DE LOS PAQUETES
Omar Yacob Bamadhaj, de 41 años, fue condenado a muerte el pasado febrero tras ser declarado culpable por posesión de cannabis.
Fue detenido en un puesto de control en la frontera con Malasia, a bordo de un automóvil donde transportaba los tres paquetes que contenían al menos un kilo de hierba.
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Cuando los oficiales le preguntaron por los fardos envueltos en papel periódico que había en el maletero del coche, Omar dijo que contenían “plantas”. Su padre, que no sabía de la existencia de la droga, iba al volante del vehículo.
En la declaración que Omar prestó a la policía el día de su detención, dijo que había conseguido que le pagaran 500 dólares por cada bulto. Afirmó que sabía que las “plantas” eran marihuana y que aceptó trasladar los paquetes ya que “estaba desesperado por el dinero”.
Sin embargo, en declaraciones posteriores aseguró que desconocía lo que contenían los paquetes y que algún amigo suyo los había introducido en su coche sin su conocimiento.
Omar fue sentenciado a muerte en la horca en febrero, pero apeló la decisión del juez, sin embargo, la corte lo desestimó al considerar que hubo un buen manejo del juicio.
ESTRICTA APLICACIÓN DE LA LEY EN ASIA
Países asiáticos como Indonesia, Tailandia o Singapur cuentan con leyes muy estrictas sobre el consumo de drogas. Singapur prohíbe la posesión, el consumo y la importación y exportación de cannabis; llevan una estricta aplicación de la ley, misma que ha sido criticada por grupos de derechos humanos que buscan revocar la pena de muerte.