La fiebre en el niño es un síntoma que alarma con frecuencia a los padres. En ocasiones, es el único síntoma al principio de una enfermedad, y su intensidad y duración, muchas veces, no tiene relación con la gravedad del proceso que la origina.
La fiebre es la elevación de la temperatura corporal por encima de los 37ºC, pero, además de ser un síntoma de enfermedad, puede estar originada por otros factores más banales que pueden producir alteraciones significativas en la temperatura corporal.
En el niño, desde la época de lactante hasta los siete años, la temperatura es algo más alta que en el adulto, pudiendo alcanzar cifras de 37,5ºC. Por lo que para valorar la fiebre en nuestro hijo, debes tener en cuenta esta condición.
Causas que provocan la fiebre El origen de la fiebre en el niño es casi siempre una enfermedad infecciosa. La insolación, el golpe de calor o la deshidratación son también causas de fiebre, pero mucho menos frecuente.
Las enfermedades agudas infecciosas víricas o bacterianas son las que producen con más frecuencia fiebre, siendo su intensidad y duración independientes de la gravedad de la enfermedad que la produce.
Es decir, una enfermedad leve como el resfriado común puede producir fiebre alta en el niño, y otra infección mucho más grave, solo producir febrícula.
Síntomas de la fiebre La fiebre en el niño produce afectación del estado general, llanto, decaimiento, a veces excitación, aumento del número de respiraciones, aumento de la frecuencia cardiaca y aumento de la pérdida de líquidos y tendencia a la deshidratación.
Asimismo, como generalmente el origen de la fiebre es una enfermedad infecciosa, los síntomas de esta se sumarán y se pueden acompañar de vómitos, diarrea, tos, dificultad respiratoria, dolor, etc.
Las complicaciones más graves y más temibles de la fiebre en el niño son la deshidratación o la aparición de crisis convulsivas febriles. Recomendaciones Ponerse en contacto con el pediatra lo antes posible.
Mantener al niño desabrigado, con poca ropa. Ofrecerle líquidos con frecuencia, en pequeñas cantidades. No forzarle a comer, pues el riesgo de vómito es mayor.
Ofrecerle las tomas solo si la fiebre ha descendido. Mantenerle en lugar fresco y seco, a ser posible encamado y en penumbra.