Cada quince días, la habitación de una casa de Ciudad Madero se transforma en una tierra de fantasía habitada por guerreros, hechiceros, demonios, duendes, entre otros seres que recorren castillos derruidos, evitan trampas, rescatan princesas, recuperan espadas robadas. Este es el mundo del mítico Calabozos y Dragones.
Desde su lanzamiento en 1976, este juego de rol en el que los participantes asumen roles ficticios y crean historias colaborativas siempre ha gozado de gran popularidad.
Sin embargo, recientemente ha experimentado un repunte de interés gracias a las menciones en series como Stranger Things y a la película "Calabozos y dragones: Honor entre ladrones", estrenada este año.
Esto se refleja también en las redes sociales, como el grupo de Facebook "Dungeons & Dragons Tampico", que cuenta con más de 500 participantes.
Un juego de imaginación y de trabajo en equipo
Alex Iván es un “maestro de calabozo” en uno de los distintos grupos de la zona sur que se reúne para vivir épicas aventuras desde un tablero. Su función consiste en narrar la historia, describir los escenarios y hacer cumplir las reglas del juego. "Me encargo de controlar los detalles sobre los cuales ellos no tienen control: otros personajes, monstruos, trampas y acertijos", explicó Alex a EL SOL DE TAMPICO.
Esta comunidad es joven, con poco más de dos meses reuniéndose, y está integrada por “novatos, fanáticos y gente que se quería ver envuelta en este mundo de Calabozos y Dragones”.
Aunque en el grupo todos son profesionistas, Alex recomienda este juego para cualquier edad, ya que además de la diversión, fomenta habilidades como la toma de decisiones, el pensamiento estratégico, las matemáticas y el trabajo en equipo.
Al momento de hablar con ellos, se encontraban en medio de una misión llamada "La Mina Perdida de Phandelver". Dependiendo de la modalidad del juego, cada sesión puede durar entre dos y cuatro horas. Los jugadores colocan las miniaturas de sus personajes en el tablero, el maestro del calabozo presenta la situación y, tras consultar entre ellos, cada jugador toma decisiones y lanza los dados para determinar la efectividad de sus acciones y avanzar en la misión.
Así se fue formando el grupo
“Mi personaje es un tiffin, un demonio. En mi caso yo no soy muy fuerte, ni tengo mucha constitución, si me pegan ya valí; pero soy muy buena para atacar y correr, y eso es lo que yo sumo al grupo. Si llegamos a algún lugar yo soy la que explora, la que se esconda, o la que asesina a discreción”, explica Laura, una de las integrantes de la mesa.
Cada uno de los jugadores elige su personaje, la raza y estilo de combate. Dependiendo de lo que elijan son sus debilidades y fortalezas. “Es como un equipo de trabajo como tal, mis fortalezas complementan las debilidades de los otros”, indica Alex.
Laura fue invitada por Alex y a su vez, invitó a personas que pensó que podrían sumergirse en el mundo de la fantasía. "Fui reuniendo a varios amigos que vi que tenían un poco de 'ñoños', que sabía que les iba a gustar. Y extrañamente, todos congeniamos".
En una ocasión, necesitaban a alguien para cubrir el papel de un mago y de manera improvisada invitaron a Diego. Aceptó con dudas sobre cómo sería su desempeño en el juego, pero a los cinco minutos ya estaba cautivado.
“Creo que más bien te apasiona tanto que estudias, y nos metemos a ese grado de compromiso y ya decimos cosas como “no fighter" o"tiffin", pero es el mismo lenguaje que usa alguien que juega fútbol, apuestas, etc”.
Del juego a la comunidad
Hace unos años, el juego fue relacionado con temas ocultistas, lo que generó recelo en ciertos sectores de la sociedad y entre los padres de familia. Humberto considera que el contexto medieval del juego, con demonios, fantasmas y seres fantásticos, generaba pánico generalizado, al igual que con la música, videojuegos, "o cualquier cosa que llegara del extranjero".
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“Este juego tiene mucha mitología y eso le asustó a la gente hace muchos años. Pero simplemente se trata de adoptar el rol del personaje, interpretar, de improvisar, de ser tú el personaje en ese momento”, afirmó.
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Quizás lo más importante de Calabozos y Dragones sea la comunidad que ha logrado formar entre cada giro de dados. "La convivencia nos ha llevado a hacer salidas en grupo; conoces a gente que tal vez no hubieras conocido en otro lugar. Es un punto de partida para crear amistades", señaló Diego.
