En el mundo existen aproximadamente ocho mil millones de personas y es probable que cada una de ellas use un atuendo diferente. La ropa, además de proteger a la piel del frío y del calor, permite a quien la porta mostrar cuál es su identidad ante los demás. Aunque a menudo pasado por alto, el esfuerzo de las costureras para confeccionar las prendas merece ser mencionado.
El 14 de octubre se celebra el Día Mundial de las Costureras con diversos objetivos. Primero, agradecer el esfuerzo de quienes desempeñan el oficio. Segundo, promover el interés por el hilo y la aguja en las futuras generaciones.
Cambiar la realidad a través de las telas
Las pasarelas de moda despiertan un gran interés, tanto la vestimenta, como la mente de la cual surgen los diseños y las manos que elaboran la prenda, sin olvidar a quien la luce, generan un fenómeno social de alto impacto. Verbigracia, una mujer cambió los paradigmas sobre la belleza y el poder a inicios del siglo XX, cuando se atrevió a imponer una nueva moda.
Su nombre era Gabrielle Chanel y nació el 20 de agosto de 1883, en la ciudad de Saumur, en Francia. De acuerdo al libro "Mujeres célebres", escrito por Marlik Mariaud y Minerva Salado, Gabrielle creció en una familia con tres hermanos y dos hermanas. A la edad de siete años quedó huérfana de madre.
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Cuando el padre abandonó el hogar y los abuelos se mostraron incapaces de asumir la responsabilidad de la custodia, los niños fueron separados. Los varones se entregaron a familias de granjeros, mientras las niñas quedaron primero al cuidado de unas tías, para después terminar en el convento de Moulins.
Aunque Chanel soñaba con ser cantante, las monjas se encargaron de que aprendiera a coser. A los 17 años, junto a sus hermanas Lucienne y Antoinette se trasladó a París, con el objetivo de abrirse campo en el mundo de la música, pero no tuvo suerte.
Si la situación se piensa de manera detenida Gabrielle Chanel, a quien apodaban Coco, estaba en problemas. Era pobre y salvo sus hermanas, no contaba con más apoyo familiar, pero ella se concentró en otros cuatro diferentes aspectos: era joven, era libre, quería verse bien y sabía coser. Comenzó a diseñar su propio vestuario con materia prima accesible a su bolsillo.
Las primeras veces que Chanel acudió al hipódromo de París vestida con las blusas y faldas de caída suelta que ella confeccionó fue fuertemente criticada por las demás asistentes. Las cuales con el tiempo terminarían no sólo por pedirle consejo, sino también por convertirse en sus clientas.
Mientras que las damas que mejor vestían, para los estándares de la época, acostumbraban ceñir su cuerpo, optar por faldas largas hasta el piso e incorporar diversos adornos; Gabrielle apostó por faldas con largo abajo de la rodilla, incorporó sombreros de paja y sobre todo se deshizo de los corsés.
En 1910, a la edad de 27 años, inició un taller de sombreros con sus hermanas en París. En 1913, un año antes del estallido de la Primera Guerra Mundial, se mudó a Deauville, en Normandía. En ese lugar, la joven de 30 años, además de sombreros, comenzó a diseñar ropa. Son los inicios de la casa Chanel.
Consejos para quienes aprenden el oficio
Si alguna vez has pensado que tal blusa, pantalón, chaleco o abrigo te quedaría perfecto si tan sólo fuese un poco más corto, más largo, más apretado o más suelto, a corto plazo lo que necesitas es una buena costurera. A largo plazo quizás sería buena idea aprender a coser.
"Como todo en la vida, aprendí esto por necesidad; pero ya que le agarras el gusto, ves lo bonito del oficio. Yo ya no coso ajeno, antes sí, así me gané muchos años el pan, ahora sólo hago ropa para mí. A mi medida", comenta María Luz Sánchez Huerta en entrevista para EL SOL DE TAMPICO.
“A las personas que les interesa aprender a coser, tanto en máquina recta como de dos agujas, lo que tienen que tener muy presente es que lo delgado va con lo delgado y lo grueso con lo grueso”.
“La aguja delgada se usa para telas del mismo tipo, con tejidos delicados se debe emplear menos presión. La aguja gruesa va con tela gruesa o cuando se va a coser varias capas de tela delgada. La presión tiene que ser mayor y los dientes de la máquina se tienen que subir".
“Dicen que para coser se necesita tener buena mano, pero eso no es cierto; todos tenemos buena mano, sólo hace falta hacer las cosas bien, poner cuidado y atención a lo que se hace. No hacer las cosas de manera atrabancada. La máquina de coser te responde a como pises el pedal, si no sabes pisar bien, queda mal", concluye la entrevistada.
¿Por qué es buena idea saber coser?
“Siento que todos deberíamos de saber cómo usar una aguja e hilo, por si un día se descose un botón de nuestra camiseta no dependamos de alguien para algo muy básico”, comenta Georgina Navarro Sifuentes para esta casa editorial.
“Coser es todo un arte, es muy divertido crear algo hecho por ti misma, más que comprarlo, ya que a veces resulta más caro. Además, es una actividad que te relaja, se debe tener mucha paciencia para trazar y unir la tela paso por paso, eso sí, pero a la vez crear algo te deja una satisfacción de alegría”, afirma Navarro.
Durante mucho tiempo el currículum escolar de México incluyó a nivel básico el taller de Corte y Confección, donde se aprendía a diseñar patrones, además de cortar la tela y coser la ropa. Aunado a ello se enseñaba a bordar con diferentes estilos de puntada.
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Este 14 de octubre se celebra el Día Mundial de las Costureras. Tras conocer cómo el oficio de unir piezas de tela a través de hilo enhebrado en una aguja trasformó la vida de Gabrielle Chanel, llevó pan a la mesa tanto de María Sánchez como de múltiples mujeres que desempeñan la labor; y vislumbrar las implicaciones artísticas del acto de crear una prenda, sólo nos queda preguntar: ¿tú sabes poner un botón?
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Aprender a coser
Si alguna vez has pensado que tal blusa, pantalón, chaleco o abrigo te quedaría perfecto si tan sólo fuese un poco más corto, más largo, más apretado o más suelto, a corto plazo lo que necesitas es una buena costurera. A largo plazo quizás sería buena idea aprender a coser.