Ante el mundo tan cambiante, la sociedad vive cada vez a mayor velocidad, entre los quehaceres diarios, el trabajo, la escuela y la familia, muchas veces hacen que se eleven los niveles de estrés que repercuten en la salud.
Pero existe un estado de “gracia” o “iluminación”, llamado “nirvana”, esa búsqueda espiritual, del cual nos habla en exclusiva para EL SOL DE TAMPICO, la Lic. en Comunicación, Karla Rivera, quien además es coach de meditación, instructor de yoga, escritora, mercadóloga y conferencista.
¿Qué es el nirvana?
Aunque normalmente es asociado con el budismo, donde significa una meta por alcanzar, “la acepción dada al término «nirvana» proviene del hinduismo, religión en la cual representa un estado al que el ser humano es capaz de acceder, tomando verdadera conciencia de sí mismo y de todo cuanto le rodea”.
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Es decir, “una autoconquista en la que prevalece la aceptación de que todo es absolutamente perfecto tal cual es; sin la más mínima sombra de deseo. Lo que se traduce en una mezcla de certeza absoluta, paz interior y plenitud, que mantiene a la persona libre de sentimientos tormentosos (egoísmo, envidia, resentimiento, etc.)”.
De hecho, “la palabra nace de la expresión sánscrita nirvāṇa, que describe la acción de apagar, extinguir y/o liberarse, en este caso del apego, a ese tipo de aflicciones adversas a una vida de ventura y bienestar. Lo que no habrá de confundirse con las desviaciones occidentales que lo asocian con un estadio paradisiaco de permanente felicidad”.
El padre del psicoanálisis habló sobre este término
Incluso Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, se refería al «principio de nirvana» aludiendo a una propensión de la psique de volver al vacío o a la nada como una necesidad absoluta, esa especie de liberación del sufrimiento, equivalente a la que se cree precede al momento de la muerte.
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Para religiones como la Budista, Hindú y el Jainismo, “somos almas eternas en cuerpos temporales, es entonces que el nirvana, revela la esencia divina del alma, fundiéndose con el todo, con la ausencia total del dolor y los deseos inconscientes que tanta desdicha generan a la humanidad”.
Es en ese estado de nirvana, que se logra alcanzando la iluminación espiritual a través de la meditación que, Siddhārtha Gautama «el Budha», rompe la rueda del samsara, es decir, “el ciclo de reencarnación en el que una experiencia de vida precede a otra; lo que además lo redime de todas las deudas kármicas adquiridas en estas”.
¿Cómo se alcanza el nirvana?
“Otro ardid occidental es el que nos muestra a Budha como un estereotipo de ser muy superior a los humanos. Lo cierto es que el vocablo refiere a un ser despierto, iluminado; a uno que ha logrado despertar a la verdad derribando el velo de la ignorancia. Ha habido millones de Budhas a lo largo de todos los tiempos, la enorme mayoría desconocidos para el mundo”.
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Lo anterior no solo desmitifica, “sino que resignifica el concepto, confiriendo a cada individuo la posibilidad intrínseca de convertirse en Budha. De hecho, es justo esa la enseñanza del budismo mahayana: todos somos budhas”.
Lo paradójico, es que este cometido habrá de alcanzarse sí y solo sí, el ser haya abandonado incluso el apego al esfuerzo del lograrlo. Es entonces que el manto cae y el resto… es plenitud. ¿Cómo celebras el Día de Nirvana?