Muchas personas saben, sobre todo los lectores de Gabriel García Márquez, que “las estirpes condenadas a cien años de soledad no tienen una segunda oportunidad sobre la tierra”. Al menos así le ocurrió a “Los Aurelianos” después de ser marcados con la cruz en Miércoles de Ceniza.
“Los Aurelianos” eran los 17 hijos de Aureliano Buendía, coronel de las fuerzas revolucionarias, aquel que, frente al pelotón de fusilamiento recordó la tarde remota en que su padre, José Arcadio Buendía, lo llevó a conocer el hielo en Macondo. También es el hombre que se casó con una niña de 9 años, la cual murió en labor de parto.
¿Quién fue Aureliano Buen Día?
En la ficción, Aureliano Buendía fue el segundo hijo del matrimonio de Úrsula Iguarán y José Arcadio Buendía, hermano de José Arcadio y Amaranta. Cuando era niño era capaz de mover objetos con la mente.
Un día mientras fabricaba pescaditos de oro en el taller metalúrgico de su casa, conoció a Milagros Moscote, una niña de 9 años, a quien pidió en matrimonio. Los padres de Milagros accedieron, a pesar de la clara diferencia de edad entre las partes.
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Milagros falleció al poco tiempo por complicaciones en la labor de parto. Entonces, su padre y su esposo se enfrentaron en el escenario político. Moscote hizo trampa para ganar las elecciones de Macondo y Buendía decidió unirse a las fuerzas liberales para hacer frente al gobierno de carácter conservador.
Los Aurelianos y la ceniza
Durante el tiempo que Aureliano Buendía participó en 32 guerras civiles, ninguna de las cuales ganó, al parecer mantuvo relaciones con 17 mujeres diferentes. Ellas se presentaron, una por una en Macondo, en la casa de la familia, para que Úrsula Iguarán conociera a sus nietos.
Los niños recibieron, de parte de su abuela, diversos nombres, entre ellos se encontraban: Aureliano Triste, Aureliano Segundo, Aureliano Amador, Aureliano Centeno, Aureliano Serrador y Aureliano Arcaya.
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En una ocasión los 17 descendientes acudieron a la unción del Miércoles de Ceniza por parte de Antonio Isabel, párroco de Macondo. Sin embargo, la cruz no se borró de la frente de ninguno de los hombres y, aunque al principio era vista como una marca de respeto, después se convirtió en una extraña sentencia de muerte.
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La novela “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez del género de realismo mágico, para muchos lectores presenta personajes embargados por el aislamiento, incapaces de entablar una conexión con sus semejantes. Además de la cola de cerdo, los hijos de los Buendía, al menos los de Aureliano, pueden ser identificados por la cruz de ceniza.
FUENTES
Cien años de soledad de Gabriel García Márquez