Es una verdad por todos conocida que el dinero se acaba, a veces más pronto de lo que se desea. Por ello, y para evitar una situación de incertidumbre financiera, sobreendeudamiento y niveles elevados de estrés, lo mejor es ahorrar equivalente al porcentaje de los ingresos obtenidos.
Querer ahorrar es sencillo, lo difícil es hacerlo. La buena noticia es que, como todo en la vida, con conocimiento y práctica, las personas pueden aprender cómo guardar su dinero de manera segura a largo plazo.
¿Qué es el ahorro?
La Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros, conocida por sus siglas Condusef, define el ahorro como la práctica de separar y guardar una parte de los ingresos obtenidos durante un período de tiempo establecido (semanal, quincenal o mensualmente).
El dinero destinado al ahorro debe ser una cantidad fija y debe contemplarse como una salida de dinero, es decir, el dinero que se ahorra no puede ser usado para realizar ninguna clase de pago, por el contrario, debe separarse y no tomarse en cuenta para los gastos.
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Los expertos recomiendan guardar una cantidad igual o mayor al 10 % de los ingresos totales
Veamos el ejemplo ficticio de Mengana, quien gana dos mil pesos a la semana, de ese capital debe deducir los egresos por concepto de vivienda, transporte, alimentación, ocio, educación, servicios básicos y demás compromisos de pago.
Una vez elaborado su presupuesto semanal, de los dos mil pesos originales, Mengana tiene libres quinientos pesos, de los cuales va a destinar doscientos pesos a su ahorro, el 10 % del total obtenido. Los trescientos pesos restantes pueden ser usados a voluntad, pero, si el dinero se acaba antes de tiempo, Mengana no puede usar los doscientos pesos previamente guardados.
La finalidad de ahorrar dinero es alcanzar una meta: adquirir un producto, realizar un viaje, asistir a un evento, planear una fiesta, invertir en un negocio, saldar una deuda, pero también es un apoyo en caso de escenarios financieros adversos como el desempleo, una crisis médica, un accidente, robo o extravío de la propiedad o una emergencia familiar.
¿Cómo empezar a ahorrar?
Generar un ahorro a largo plazo requiere de dos ingredientes claves: planeación y disciplina. Quizás esas palabras no sean muy populares en el vocabulario cotidiano, pero sí son muy útiles para mejorar las finanzas personales.
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Cualquier persona puede elaborar un presupuesto, solo requiere de una hoja y un bolígrafo donde anotar una relación detallada y honesta de sus ingresos y egresos. En el primer rubro va a escribir todas sus entradas de dinero y el monto de cada una de ellas, mientras que en el segundo apartado va a dar cuenta de todas sus salidas de capital.
De igual manera, todos los seres humanos pueden ser disciplinados, es decir, pueden desarrollar un sentido de responsabilidad y trabajar en su capacidad de realizar una tarea de manera regular, sin importar las circunstancias.
¿Cuáles son los tipos de ahorro?
La Condusef reconoce dos tipos de ahorro: el ahorro informal y el ahorro formal.
- El ahorro informal hace referencia al uso de alcancías o a la práctica de tandas. Dos mecanismos viables para un ahorro a corto plazo, sin embargo, se corre el riesgo de ser víctima de un robo.
- El ahorro formal es aquel donde la persona deposita su dinero en una institución financiera autorizada para tal fin. Múltiples centros bancarios permiten la apertura de esta clase de cuentas sin ningún tipo de costo.
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Ahora que conoces esta información, la interrogante en el aire es: ¿cuándo vas a comenzar a ahorrar?