Todos los seres humanos van a morir. Eso no es un secreto. El problema es lidiar con la ausencia de quienes se ama, afrontar con entereza los recuerdos y aceptar que, lo que un día fue real, jamás va a volver a ocurrir. ¿Qué hacer cuando las personas amadas fallecen, cómo se lucha contra la ausencia y dónde se encuentra la resignación ante la pérdida?
La muerte es un trámite frustrante
En columna para el “Washington Post”, Allison Engel relata su experiencia con la muerte, en la primavera del 2022, su madre, su esposo y su cuñado fallecieron. La primera debido a causas naturales, el segundo y el tercero por dos diferentes tipos de cáncer no relacionados entre sí.
Después de la tríada de funerales, Allison Engel se enfrentó al aspecto burocrático de la inexistencia: trámites legales con bancos, compañías de seguros y dependencias gubernamentales. Su travesía incluyo el trámite de los certificados de defunción, el cambio de contraseñas, la baja de cuentas monetarias o el cambio de sus beneficiarios, la cancelación de servicios y productos, todo acompañado por la fórmula de cortesía obligada: “Lamentamos su pérdida”.
Todas las personas afrontan el mismo proceso de la pérdida de un ser querido
¿Cómo lidiar con el llanto, con la angustia y la desesperación cuando la vida continúa? ¿Cómo caminar por los mismos pasillos y visitar los lugares de siempre sin la compañía de quien ya no está?
¿En qué momento se comienza a sonreír de nuevo, cuándo la felicidad ya no sabe amarga y cuándo desaparece el dolor en el pecho? ¿Cuándo las preguntas que empiezan con “por qué” desaparecen de la mente?: ¿por qué se fue?, ¿por qué así?, y ¿por qué ahora y no después (de preferencia dentro de muchos años)?
Y mientras los vivos sufren, también tienen que lidiar con los trámites del hospital, de la funeraria, del cementerio y de la vida cotidiana. ¿Cuándo es buen momento para retirar las pertenencias del hoy occiso del baño y de la recámara? ¿Qué se hace con su ropa y con sus tesoros? ¿Dónde se guarda la vida? ¿Cuándo se deja de poner su tapete en la mesa? ¿Qué se hacen con su juego de llaves de la casa?
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No existe una respuesta correcta
La muerte no tiene una solución, por lo tanto, quizás las interrogantes que de ella se desprenden sean tan incognoscibles como la causa que las origina. El duelo y su proceso es un asunto que atañe a la especie humana desde que habita en este mundo.
Por ello, diversos especialistas de múltiples disciplinas, han enfocado sus esfuerzos en el estudio y práctica de la tanatología.
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La tanatología, definida por el Instituto Mexicano de Tanatología, es una disciplina que intenta encontrar el sentido a la muerte. Su nombre es el resultado de la unión de dos vocablos griegos, a saber, “thanatos” y “logos”. La primera palabra significa muerte y la segunda hace referencia al pensamiento, unidas hacen mención al estudio del fin de la vida.
¿Cuáles son algunos de los objetivos de la tanatología?
La aceptación de los decesos como proceso naturales.
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Brindar educación sobre el tema de la muerte: su cercanía, sus implicaciones y sus consecuencias.
Desarrollar el principio de autonomía en las personas: generar conciencia acerca de su propia finitud y sobre la oportunidad de decretar su última voluntad antes de partir (hacer testamento o tomar decisiones médicas importantes en pleno uso de sus facultades mentales).
Por su parte, el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, conocido por sus siglas INCMNSZ, miembro de la Secretaría de la Salud de la Nación, expone la teoría de la doctora Kübler-Ross, la cual sostiene que, ante el fenómeno de la muerte, los humanos se enfrentan a un proceso denominado “etapas de duelo”:
Negación. La persona no acepta la realidad.
Ira. Estado generalizado donde predominan los sentimientos de odio y de rencor.
Negociación. La persona intenta entender lo sucedido.
Depresión. Presencia de sentimientos de tristeza y angustia.
Aceptación. La persona experimenta un proceso de armonía, está en paz con la existencia.
Entonces, ¿qué hacer cuando el amor muere? Tal vez a los vivos solo les queda respirar y honrar la memoria de quienes se han ido.