“Es un angelito”, “es perfecto” o “es especial” son eufemismos para hacer referencia a una persona con Síndrome de Down. Sin embargo, no se aconseja su uso, pues se consideran una forma de discriminación, ya que tienden a etiquetar y a negar la libertad de expresión. Entonces, ¿cómo se les dice? Como lo que son: niños y niñas.
Un niño está feliz y después está triste, en un momento se llena de furia y en otro ríe cómo si la vida se le fuese en ello. A veces hace berrinche y está irritable, en otras ocasiones juega despreocupado. No es un angelito, es una persona en etapa de crecimiento, descubrimiento y desarrollo.
No somos angelitos, el libro
Escrito e ilustrado por Gusti Rosemffet, el libro “No somos angelitos” cuenta la historia de un niño con síndrome de Down. Quien, al igual que cualquier otro niño, le gusta hacer un sinfín de travesuras y cuyo carácter oscila por todos los espectros de las emociones.
El material busca hacer un acercamiento a la condición humana: todos somos iguales y somos propensos a hacer las mismas tonterías.
Para Rosemffet etiquetar a una persona como “un angelito”, “un regalo” o un “ser perfecto” es condicionar su carácter, imponer etiquetas que buscan ser amables, pero que al final demuestran una falta de autenticidad.
En entrevista para el Ministerio de Cultura de Colombia, el autor expreso: “El estereotipo es una forma de discriminación. Sí estamos trabajando el tema de inclusión hay que decir las cosas como son, no siempre llevarlo a un terreno bonito y bien presentado, hay que decir las cosas bien, para mejorar”.
Gusti Rosemffet, quien también es papá de Malko, un niño con Síndrome de Down, explica que el objetivo central de la lectura es señalar la libertad de expresión de los niños: “A veces no son angelitos, a veces les hacen cosas al otro, a un compañero y no les gusta y se pelean y eso está bueno porque cuando sean más grandes es lo que les va a pasar en la sociedad”.
21 de marzo: Día Mundial del Síndrome de Down
A partir del 2011, la Organización de las Naciones Unidas estableció el 21 de marzo como el Día Mundial del Síndrome de Down. El objetivo de la fecha es, de acuerdo a la institución, reconocer y valorar la diversidad intelectual de las comunidades.
El día fue instaurado por alusión al número 21, puesto que el síndrome es consecuencia de un cromosoma extra en el organismo, conocido como cromosoma 21.
Para Rosemffet nadie está obligado aceptar o a querer a otra persona: “Habrá gente que los va a aceptar [a los niños con Síndrome de Down], gente que los van a mirar raro, gente que no los va a aceptar y eso pasa con personas de todas las condiciones: con un inmigrante, con los negros, gordos, flacos… Es un tema de identidad.”
En los promocionales sobre el Día Mundial del Síndrome de Down, elaborados para el Ministerio de Cultura de Colombia, ilustrados por Rosemffet, se puede leer la siguiente inscripción: “altos, bajos, gordos, blancos, negros, con ruedas, con cromosomas, ciegos, sordos o mudos, somos niños”.
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Entonces, ¿si no les puedes decir “angelitos” y “seres perfectos” cómo les puedes llamar a las personas con Síndrome de Down? Muy fácil, como a cualquier otro ser humano, por su nombre y de manera amable.