Cuando ocurre una catástrofe, pareciera que la tristeza se palpa en el aire. La teoría de la afectividad colectiva indica que un amplio espectro de sentimientos, emociones y pasiones pueden inundar la conciencia de una sociedad. Así como la felicidad se propaga, al parecer, los efectos de un trauma también cruzan la barrera de lo privado para volverse públicos.
El sociólogo Émile Durkheim habló acerca de un “ser colectivo” o una “conciencia colectiva”, es decir, un ente integrado por un amplio número de personas, cuyo comportamiento se encamina a un objetivo en común. La conducta de este “ser grupal” puede o no concordar con la personalidad de cada uno de los integrantes.
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¿Qué es la teoría de la afectividad colectiva?
Emma Goldman, considerada en el siglo XX por el FBI como “la mujer más peligrosa de América”, creía en el poder de la masa como fuente de cambio social. Solo a partir de la unión de las personas, el sistema podía cambiar.
Acorde al profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de México (UNAM), Pablo Fernández Christlieb, los afectos no se pueden explicar, pero sí se pueden comprender. ¿Qué significa esto?
Para Fernández Christlieb, los sentimientos conforman el estado de ánimo, son las reacciones a través de las cuales una persona evalúa la realidad y reacciona ante ella, ya sea con gusto o con pesar.
Las emociones, en cambio, son sensaciones pasajeras, pero de gran intensidad, capaces de cambiar el humor y los pensamientos de una persona de manera radical. En tanto, las pasiones son emociones que perduran en el tiempo de manera vehemente.
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Bajo estas perspectivas, cuando una tragedia sacude a una población, las emociones que imperan en la conciencia colectiva pueden ser la tristeza y la angustia. La masa “siente” un profundo desánimo.
El poder del afecto
Fernández Christlieb define la “afectividad” como el conjunto de “sentimientos, emociones, pasiones e incluso intuiciones”. Cuando la afectividad se generaliza, la sociedad puede compartir el mismo estado de ánimo. Por tanto, ante la catástrofe pública, los sentimientos que imperan son de pesadumbre.
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La teoría de la afectividad colectiva podría explicar por qué en estos momentos la zona conurbada de Tampico permanece en una actitud de cautela, con una sensación de tristeza generalizada, después del derrumbe de la Iglesia de la Santa Cruz, en la colonia Unidad Nacional, de ciudad Madero, el domingo 1 de octubre.