Madrid.- Este fotomontaje muestra un objeto cósmico conocido, la Luna, pero de una manera bastante desconocida, captada desde el Observatorio Paranal del European Southern Observatory (ESO).
El fotógrafo embajador de ESO, Petr Horálek captó esta escena en este observatorio chileno a gran altitud y donde el cielo está muy despejado. Tomó fotografías de esta impresionante y rojiza puesta de Luna con intervalos de cinco segundos, viendo cómo la Luna se hundía en el oscuro cielo antes de acabar sumergiéndose en el horizonte (las capturas están ordenadas cronológicamente de izquierda a derecha y de arriba a abajo).
El destacado color rojo de estas imágenes se debe al fenómeno de la refracción atmosférica, informa el ESO. A medida que la Luna se acerca al horizonte, su luz reflejada debe recorrer cada vez más atmósfera antes de llegar a nuestros ojos, lo que significa que la dispersión se hace más prominente (en otras palabras, la luz debe atravesar más aire y se dispersa más luz).
De todos los colores de la luz visible, el que menos dispersa y refracta la atmósfera terrestre es el rojo, debido a su longitud de onda más larga, proporcionando a los atardeceres y amaneceres un característico color rojo anaranjado.
Junto con el color, la otra característica destacable de esta imagen es el efecto de ondulación aparente: ¡la Luna parece estar derritiéndose! Una vez más, se trata de un efecto atmosférico; los rayos de luz se refractan de manera desigual por capas de aire con diferentes densidades, temperaturas, presiones, humedad, etc.
La forma de la Luna también aparece aplanada debido a la capacidad de la atmósfera de hacer de lente, lo que empuja a las secciones inferiores hacia arriba, creando una forma ovalada. Estos fenómenos son causados por la refracción diferencial, esencialmente, cada capa de la atmósfera de la Tierra trata con la luz de la Luna de manera diferente, dando lugar a este efecto distorsionado.