Aunque desde niños nos han dicho que el sol había que pintarlo de amarillo, el verdadero color de la estrella de nuestro sistema planetario es otro muy distinto. Una reciente publicación de la Science Focus Magazine indica que, aunque desde la Tierra percibimos tonos rojos, naranjas y amarillos, no son estos los que realmente corresponden al astro.
En su artículo, el astrónomo Alastair Gunn reflexiona sobre el color de nuestra estrella incandescente y ha llegado a la conclusión de que el Sol es ¡de color blanco!
¿Cómo puede suceder eso? El científico parte del hecho de que el sol emite un espectro continuo de colores, como se puede comprobar al pasar un rayo luz por un prisma, el espectro de colores se divide en rojo, naranja, amarillo, verde, azul, y violeta.
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Sin embargo, añade Alastair Gunn, esto no significa que el astro sea multicolor, sino que, cuando se mezclan todos estos colores, producen luz de un único color: el blanco. Esto lo podemos apreciar fácilmente con las nubes, que son blancas porque reflejan el color de la luz del sol.
ENTONCES, ¿POR QUÉ AMARILLO?
El astrónomo argumenta que nosotros percibimos al sol de color amarillo debido a que la atmósfera terrestre dispersa la luz azul con más eficacia que la roja. “Este ligero déficit de luz azul hace que el ojo perciba el color del sol como amarillo”, explica.
A decir de Gunn, cuanta más atmósfera atraviesa la luz del sol, más se dispersa la luz azul. “Por ello, durante los amaneceres y atardeceres hay un porcentaje mucho mayor de luz roja en el espectro del Sol, lo que da resultados a menudo espectaculares”, señala.