Había sospechas desde hace tiempo, pero ahora fue confirmado por una investigación: los microplásticos están dentro del cuerpo humano. Investigadores de la Universidad Médica de Viena y de la Agencia Ambiental de Austria examinaron la dieta y muestras de heces de ocho voluntarios en países diferentes y encontraron cantidades variadas de microplástico en sus heces. El descubrimiento significa que pueden agregarse las heces humanas a la larga lista de lugares donde ya se han encontrado a los microplásticos. Por ejemplo, los océanos, el agua potable y los polos de la Tierra.
La producción de plástico viene aumentando constantemente desde los años 1950 y se calcula que, para 2050, habrá más 33 mil millones de toneladas del producto en todo el planeta. Los microplásticos son las partículas de hasta 5 milímetros de diámetro, que pueden ser producidos intencionalmente, por ejemplo en las cremas faciales para exfoliación: o pueden originarse de productos mayores, como fibras utilizadas en ropas y que se desprenden durante el lavado o cuando los envases plásticos se rompen.
Los investigadores encontraron en promedio, 20 partículas de microplásticos en cada 10 gramos de heces, de tamaños que varían entre 50 y 500 micrómetros. “Los plásticos son invasivos en la vida cotidiana, y los seres humanos están expuestos de innumerables formas, pero no esperaba que todas las muestras presentaran un resultado positivo”, señaló el investigador jefe del estudio, Philipp Schwabl.
En total, se identificaron nueve tipos de plástico. Los más comunes fueron los utilizados en envases, tejidos y botellas de agua (polipropileno y PET). Es muy probable que durante las diversas etapas del procesamiento de alimentos, o durante el embalaje de los productos, la comida esté siendo contaminada por plástico. Muchos de los participantes en el estudio acostumbraban beber agua de botellas plásticas. El consumo de peces y mariscos también apunta a esa clase de contaminación.
Todos los seres vivos, desde el principio hasta el final de la cadena alimentaria, arriesgan la ingesta de microplásticos. Las minúsculas partículas también se encontraron en mejillones, después de pasar por sus sistemas digestivos, con las puntas más afiladas causando daños en sus tejidos. “Preocupa especialmente lo que significa para nosotros, sobre todo en personas con enfermedades gastrointestinales”, advierte Schwabl. “Las mayores concentraciones de plástico en animales se han encontrado en las entrañas, pero las partículas más pequeñas son capaces de entrar en la circulación sanguínea, en el sistema linfático y pueden incluso llegar al hígado”.
El microplástico puede causar impactos en la salud humana al afectar la tolerancia y la respuesta inmunológica del intestino, ya que los productos químicos tóxicos y patógenos que se adhieren al plástico terminan acumulándose en el cuerpo.
La potencial contaminación tóxica de ciertos plásticos, como el BPA (bisfenol A), pueden inducir a reacciones inmunológicas e interferir en las hormonas, entre varios efectos posibles. Se necesitarán estudios más detallados para aclarar el impacto de los microplásticos sobre la salud humana y de otros seres.
Aunque se sabe que los microplásticos han infiltrado el sistema digestivo humano, no hay información suficiente y se necesitan más estudios para determinar los efectos en la salud humana.
Los participantes del estudio eran, en su mayoría, europeos: de Finlandia, Austria, Italia, Polonia, Rusia, Reino Unido, Holanda y uno de Japón. Nuevas investigaciones deberán incluir una gama mayor de participantes de otras culturas, provenientes de distintos países del mundo, con el fin de aumentar la diversidad de las dietas analizadas.